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Técnicas anti estrés: más allá del yoga

Escrito por
Mónica Boixeda
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Que el estrés y la ansiedad son dos de los males más comunes y extendidos de nuestro tiempo no es ninguna novedad. Quien más quien menos vive presa de una sensación de agobio y angustia semi permanente, fruto de la incompatibilidad entre la vida real y las exigencias de una sociedad cada vez un poquito menos humana. Hasta aquí todo en orden.

La sorpresa llega cuando, en lugar de ponernos a investigar la razón de tan conocido malestar, volcamos todos nuestros esfuerzos en hallar nuevas formas de paliarlo. Primero fueron las pelotitas anti estrés, luego los mini-jardines zen o el famoso ‘orgasmatrón’: ese masajeador de cabeza con forma de araña con el que todos hemos sentido escalofríos alguna vez. Hoy todos esos objetos están obsoletos y, más allá del yoga o la meditación, que van ganando adeptos cada día, poco a poco van surgiendo nuevas terapias, objetos y ejercicios destinados, en cierto modo, a generar placer a partir de la desconexión con el mundo real o bien a partir de la estimulación sensorial.

El anti estrés nos gusta y es tendencia, así que habrá que estar al día de las novedades en este terreno.

Mantas con peso para dormir placenteramente

Si eres de los que piensa que en invierno se duerme mejor, esta técnica es para ti. Puede que inconscientemente disfrutes con el ligero peso que una buena manta ejerce sobre tu cuerpo. Eso tiene un nombre, en inglés, que siempre parece más auténtico: DPTS o Deep Pressure Touch Stimulation, es decir, presión en diferentes puntos del cuerpo que, por lo visto, estimula la producción de serotonina, sustancia que luego se convierte en melatonina, que es la hormona que controla el ciclo del sueño.

Para gente como tú existen unas mantas creadas específicamente para este fin y parecen dar muy buenos resultados en niños autistas e hiperactivos, por ejemplo.

Cuadernos para colorear

Es un hecho: la moda del pinta y colorea lo está petando. Lo llaman arte terapia, viene de Francia y ya se ha hecho un hueco en las redes sociales, donde la gente comparte y comenta sus creaciones. Existen incluso aplicaciones móviles para colorear.

¿Quién nos iba a decir que lo de no salirse de la raya era, en realidad, por el bien de nuestra salud mental? Resulta que lo que hasta ahora habíamos relegado al terreno exclusivamente infantil puede ser un ejercicio maravilloso para liberar nuestra adulta mente y relajarnos. Y tiene mucho sentido. El dibujo siempre ha funcionado como recurso para mantener a los niños distraídos y sin molestar, así que por qué no aplicarlo a los mayores. Lengua fuera incluida.

Abrazar vacas

Sí, has leído bien. Existe una nueva terapia alternativa que consiste en abrazar vacas para liberarse del estrés y la tensión acumulada. De momento, es cosa de los holandeses y todavía no ha llegado a nuestro país, pero tiempo al tiempo. Que aquí ya tenemos gente que se dedica a abrazar árboles. Lo cierto es que la vaca siempre ha sido un animal muy entrañable que parece merecerse un buen abrazo y a nosotros no nos viene nada mal eso de reencontrarnos con la naturaleza más apestosamente pura.


ASMR u orgasmo cerebral

Esta es, sin duda, la técnica más interesante y extraña de todas. Las siglas corresponden a algo así como Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma, pero en inglés, claro. Por lo visto es un fenómeno que está saliendo a la luz ahora, pero que algunos ya llevan experimentando desde hace tiempo. Se trata de una reacción física parecida a un hormigueo que nace en el cuero cabelludo y se extiende a otras partes del cuerpo y que tiene lugar cuando se observan determinadas acciones, se perciben determinados sonidos, olores o incluso conceptos abstractos. De hecho, en Youtube ya hay varios canales dedicados a provocar placer a base de doblar toallas, escuchar la lluvia o limpiarse los oídos, por ejemplo.

Suena bastante friki, para qué nos vamos a engañar, aunque también muy envidiable. La mala noticia es que esta novedosa forma de placer no es apta para todo el mundo y solo unos pocos privilegiados tienen la suerte de estar capacitados para experimentar esta ‘eyaculación mental’.

Esto es como con los colores. Esa eterna incógnita que a mí personalmente me ha hecho explotar el cerebro en varias ocasiones: ¿cómo puedo estar segura de que tú estás viendo el mismo color que yo? De la misma manera, ¿cómo pueden los ASMR estar convencidos de que esa sensación sublime es compartida? ¿Y si están experimentando cosas completamente distintas? ¿Quién es el árbitro que juzga si eres o no eres ASMR? No acabo de verlo claro.

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