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Desde que La Virgen Despacho Cultural abrió sus puertas en la calle Arc de la Verge, en el Raval, en 2009, han estado a punto de cerrar puertas tres veces. Esta vez, el 16 de septiembre, parece que será el definitivo si no logran exponer su caso particular en el Ajuntament para tratar de salvar el cuello. El problema ha sido siempre el mismo: La Virgen, un espacio cultural que exhibe actuaciones y obras de artistas con la voluntad de promover el arte y la cultura, no tiene licencia para ofrecer actuaciones en vivo. Y por las características del proyecto, pequeño en volumen e independiente, no se puede permitir someterse a las reformas de acondicionamiento que dicta la normativa. Una normativa, que según explica Sergio, el alma de este rincón, "no diferencia entre un recital de poesía, una guitarra acústica y un concierto de Pinkfloyd", ni entre un espacio como el CCCB -a pocos metros- y otro pequeño y autogestionado como es su caso. "Lo que pedimos es una revisión de esta normativa", explica Sergio.
Durante seis años de navegación a contracorriente, La Virgen se ha hecho conocer por ofrecer una programación continuada que incluye recitales de poesía, pequeñas actuaciones de danza, sesiones de cine, charlas, performances, noches de música balcánica o tardes de flamenco y su Rastro de la Virgen, mercado de segunda mano y productos artesanales que sale a la calle una vez al mes. "No somos un local de ocio nocturno al uso", recuerda Sergio, "sino un espacio de exhibición de artistas comprometidos con el barrio". Para asistir al local hay que hacerse socio por un euro al año, y las actuaciones tienen un precio de entre tres y cinco euros.
Mientras esperan su ocasión para hablar con el Ajuntament, han abierto una petición de firmas para decir no al cierre de La Virgen y para pedir la revisión de una normativa que afecta a iniciativas culturales de pequeño formato que contribuyen a enriquecer el panorama artístico y cultural de la ciudad.