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Es la casa más antigua del Eixample y uno de los edificios más retratados de Barcelona por el grandioso grafiti de la fachada. Hablamos de La Carbonería (también conocida como la casa Tarragó), construido en 1864 de la mano de Antoni Valls i Galí y actualmente propiedad de la sociedad 'Inmuebles y Servicios Barclays SA'. Se trata de un edificio privado pero que es parte fundamental del tejido social del barrio y de la ciudad: desde noviembre de 2008 funciona como centro donde se llevan a cabo actividades sociales y culturales alternativas como talleres de ensayo, una biblioteca e incluso una zona de Internet libre, actividades apoyadas por la mayoría de vecinos del barrio de Sant Antoni. Y ahora, La Carbonería ha ganado una batalla muy importante contra un futuro que se empezó a oscurecerse el mes de febrero del año pasado cuando los Mossos desalojaron el centro, ocupado por 20 personas que lo mantenían, con un dispositivo policial nunca visto: más de 150 agentes, helicópteros y decenas de furgonetas.
Todo hacía prever que Barclays, propietario del edificio, tendría vía libre para derribarlo, pero hace pocos días el Ayuntamiento aceptó modificar el Plan Estratégico de Protección del Patrimonio Arquitectónico para incluir La Carbonería entre los edificios a proteger. Más concretamente, La Carbonería formará parte de un nivel de protección C (Bien de Interés Urbanístico), que a pesar de no especificar la estricta preservación completa del edificio (se podrán hacer obras en el interior) sí que obliga al propietario a mantener y no modificar la volumetría original y lo que es muy significante, obliga a proteger los elementos exteriores del edificio, entre ellos el grafiti de la fachada con el majestuoso globo aerostático.
Hay que decir que el anterior gobierno encabezado por Trias dio el primer paso para garantizar la supervivencia del edificio ante un posible derribo y suspendió la concesión de obras en La Carbonería. Esta moratoria era válida hasta el próximo día 12 de diciembre, pero el actual gobierno ha actuado con rapidez para proteger uno de los edificios más especiales (y mediáticos) del barrio de Sant Antoni.