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Verano calentito: si no fuera bastante con sufrir los saraos nocturnos de aborígenes y guiris, entre julio y agosto habrá un centenar de obras públicas que retumbaran durante día y parte de la noche (sin contar las innumerables obras privadas). El exceso de ruido en verano puede llegar a ser una aflicción cotidiana: y más en el verano tropical mutante que padecemos, en el que el sofoco te obliga a dormir con las ventanas de par en par.
Hace cinco días que no duermes dos horas seguidas. Puedes indignarte y fastidiarte, o quejarte. O las tres cosas. Pero no te limites al exabrupto virtual. O a abuchear a quien tengas más a mano. Entérate de tus derechos acústicos y actúa en consecuencia.
QUÉ HACER CON LAS OBRAS
Las obras se llevan a cabo de lunes a viernes, en estos horarios: servicios y canalizaciones de 8 a 18 h. El resto de obras sólo pueden funcionar de 8 a 21 h, y la maquinaria pesada sólo puede funcionar de 8 a 20 h. Carga y descarga ruidosas también están prohibidas entre las 22 h. y las 7 h. Si infringen este horario, una de dos: o bien tienen una caradura de cemento armado (obvio) o tienen permiso para hacerlo, por ser obras que ejecutan un servicio esencial para ciudadanos o que evitan una situación de riesgo. Aunque se pueden combinar las dos situaciones: el constructor jeta con permiso municipal.
Ejemplo vivido: las obras privadas de delante de casa: un edificio de oficinas que ocupa toda una manzana. Un extractor de aguas freáticas hacía retumbar los cristales de doble hoja de mi piso, provocando varias noches de insomnio seguidas. Me quejé al jefe de obra y me dijo que tenían todos los permisos en regla, por el peligro que supone edificar sobre una laguna (el solar está muy cerca del que afecta a los pobres vecinos de Llull, a los que las obras de un hotel casi les derrumba su inmueble).
Pero fui a poner una queja al distrito de Sant Martí. En dos días, vinieron a casa técnicos del Ayuntamiento que llevaron a cabo una medición sonometrica desde el balcón de mi dormitorio. Y determinaron que el motor nocturno infringía los decibelios permitidos: los obligaron a aislar acústicamente la maquinaria. Ruido ahogado en un 80%: problema resuelto. Pero esto no lo habrían hecho si no me hubiera quejado, claro: «Nosotros sólo modificaremos nuestra actuación si el Ayuntamiento nos obliga», fueron las palabras literales del jefe de obra.
NIVEL DE RUIDO
En realidad, la normativa municipal sobre los ruidos que entran en tu domicilio es muy restrictiva. Sean unas obras, unos vecinos incívicos o un bar de heavy-metal, tienes derecho a que de 7 a 22 h, el ruido ajeno a tu hogar no supere los 35 decibelios dentro del dormitorio. De noche esto es aún más restrictivo: el ruido invasor, con la ventana abierta (si viene de fuera) o cerrada (si viene de dentro del edificio) no puede superar los 30 decibelios: esto es equivalente a una conversación en voz baja en la biblioteca. Las sanciones por ruidos en el interior de los edificios pueden ser de entre 9000 y 15.000 euros.
¿CÓMO ACTUAR?
Puedes llamar a la Guardia Urbana, si es una molestia puntual, para que les peguen un toque (cosa que harán en función de los avisos que tengan esa noche, que en verano son muchos. Y tampoco tendrá demasiadas consecuencias posteriores). Si el ruido es sistemático, la solución es ir a la sede de tu Distrito y rellenar una instancia, solicitando que una sonometría determine si el ruido invasor incumple la normativa. Sólo hay que rellenar un impreso pautado: es fácil y rápido, tardas unos 15 minutos y no hay que pedir hora. En este caso el Ayuntamiento está obligado a darte una respuesta, y si vulneran la normativa, una solución. Quejaos seriamente: si la gente lo hiciera más a menudo en lugar de cagarse en todo estilo a lo carajillero, las noches de Barcelona no serían la casa de tócame Roque.