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A finales de diciembre subirá la persiana Casa Leopoldo, que cerró en noviembre de 2015; y es una suerte que en esta Barcelona de grandes inversiones y proyectos de cara al turismo, sean dos cocineros y empresarios de trayectoria impecable quienes se hagan cargo del clásico del Raval: Romain Fornell (Caelis, Cafe Emma, Café Turó, Épicerie) y Òscar Manresa (Torre d'Alta Mar, Kauai, Casa Guinart...) serán los responsables del restaurante, según publicó El Periódico.
Le preguntamos a Òscar Manresa sobre la continuidad de una carta mítica y mitificada en el subconsciente 'gastroliterario' y la respuesta es directa: «No queremos hacer inventos ni cambiar cosas, sino recuperar este espacio. Le lavaremos la cara y haremos la cocina por la que se le recuerda: buen producto y recetas de Barcelona».
Según explica Manresa, lo harán con la bendición de Rosa Gil («tenemos muy buena relación con ella y queremos continuar la historia de Casa Leopoldo») y con fidelidad al original: «Se está intentando mantener la carta antigua íntegra», explica, que además tendrá propuestas con el sello de los cocineros. Pero el rabo de buey, el 'capipota' y las albóndigas con sepia y gambas no faltarán, seguro.
Y por otro lado, claro, no tocarán ni un pelo del carisma taurino del local, presente en cuadros, carteles y baldosas: «Esto es un patrimonio de la ciudad que no puede desaparecer. Y el local tiene una historia literaria que puede dar mucho de sí», vaticina Manresa. Sin duda: Casa Leopoldo abrió sus puertas en 1936 y vivió en primera fila la Guerra Civil, las glorias de la Barcelona torera, la postguerra, y ya asentado como escenario novelesco de Vázquez Montalbán, las reuniones clandestinas y las miradas de reojo de la Transición.