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Son tiempos nefastos para la cultura, y recurrir al viejo y manoseado tópico del 'renovarse o morir' empieza a resultar tedioso. Pero parece que no hay otro remedio. Hace un par de semanas que ante la fachada del Comèdia, en la esquina de Paseo de Gracia con la Gran Vía, hay levantado un andamio de dimensiones mastodónticas un tanto sospechosa. Hoy, por fin, se descubre el misterio: la familia Padrós, propietarios históricos del local, han decidido transformar el cine en lo que ellos llaman un 'espacio cultural polivalente'. Las obras que están llevando a cabo ahora no son más que un primer lavado de cara. En enero, el Comèdia bajará la persiana y reabrirá en octubre del 2016, convertido en un monstruo. La sala grande será un teatro de grada levantada, con unas 850 butacas. Se mantendrán dos de las cinco pantallas, las más pequeñas, y habrá un servicio de restauración que ofrecerá comidas temáticos.
Al frente del proyecto está el empresario Ramon Colom, propietario de Abordar, conocido por todos como el presentador del programa 'Millenium'. Y el director artístico del nuevo complejo será el productor escénico Joan Lluís Goas, responsable de musicales como 'Hair' y 'Grease: el musical de tu vida' –y creador del 'Millenium', de ahí el vínculo– que ya está limando la línea de programación. "Queremos adaptarnos a las necesidades de la ciudad", declara Goas. Quizás por experiencia, parece que el teatro será la niña de sus ojos. "Mi idea es traer muchos espectáculos internacionales –asegura–. Buena parte de las funciones se harán en versión original". Además dice que pondrán especial atención a la temporada de verano.
Quizá habrá alguno que se le lanzará a la yugular. El Comèdia está situado en una de las esquinas más cotizadas de Barcelona, paso obligado entre la ruta modernista y la Rambla. Aunque Goas asegura que no quiere hacer "un teatro para los turistas", cuesta creer que la posibilidad de que el visitante extranjero se deje un pellizco de su bolsillo en la taquilla no se les haya pasado por la cabeza. Pero todavía es pronto para despertar polémicas innecesarias. Con el tiempo, dice Goas, le gustaría ser un teatro en la línea del Romea, pero se niega a hacer producciones propias hasta que el gobierno no baje el IVA cultural sustancialmente. "Cuando volvamos a tener un IVA reducido, sean del color que sean los que manden, haremos nuestros propios espectáculos", promete.
También explica que el proyecto tiene una razón histórica de peso. El abuelo Padrós abrió el Comedia justo después de la Guerra Civil. Entonces era un teatro de unas 1.400 localidades. En los años 60 cambiaron el escenario para una pantalla y lo convirtieron en uno de los cines de referencia. A principios de los 80 ya despuntaba como uno de los multisalas pioneros de Barcelona, primero de tres pantallas, más tarde de cinco. La iniciativa de convertirlo en un templo pluridisciplinar responde, según Goas, a una voluntad de seguir estando en la cresta de la ola, y de ofrecer a la ciudad lo que la ciudad requiere. El proceso de remodelación comenzará por una restauración de la fachada, que terminará en otoño, y esperarán hasta después de las fiestas de Navidad para hacer las obras del interior. El presupuesto de las reformas oscila entre 3 y 4 millones de euros. Según Goas, estará completamente financiado por capital privado.
En cuanto a la otra novedad, la gastronómica, Goas dice que todos los eventos tendrán siempre una vertiente cultural. "Estamos pactando con el conservatorio para celebrar cenas con música clásica, noches de ópera y cosas por el estilo", explica. Las mesas se ubicarán donde ahora está el 'hall', aprovechando el espacio que ganarán con la inclinación de la platea. La cartelera de las dos salas de cine que se mantendrán en activo todavía está por definir. "Hasta enero seguiremos siendo un cine comercial, de estreno del viernes, pero aprovecharemos para hacer pequeños experimentos, a ver cómo funcionan", anuncia Goas. A partir del verano comenzarán un ciclo de reposiciones de clásicos, para evaluar el éxito que tienen entre el público.
Renovarse o morir, decíamos. Meses atrás, por el barrio de Sant Andreu circulaban los primeros rumor de que el multisalas Lauren de Fabra i Puig, cerrado a cal y canto desde 2011, se preparaba para reabrir con un proyecto de explotación muy arriesgado, combinando 'blockbusters' de taquilla asegurada con el cine de autor, versión original y versión doblada, circuito comercial y dinámicas cineclub. Parece que las obras están paradas, que la inauguración todavía se hará esperar. No obstante, conviene estar alerta: todo parece indicar que hay un nuevo modelo empresarial para el sector de la explotación cultural, un formato de integración horizontal de las diferentes ramas artísticas, que está proliferando. Es titánico. Y quizás sea lo que le espera a Barcelona. El tiempo dirá.