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Los datos hablan por si solos. Las familias de Pedralbes pueden comprar siete cenas por cada cena que compren en Trinitat Nova. Podran adquirir siete metros cuadrados de casa por cada metro cuadrado que adquieran en Trinitat Nova. Y aún más: podrán vivir hasta once años más que en otros barrios, como Torre Baró. Las diferencias son alarmantes. Se nos deberían encender todos los radares cuando hay una diferencia de más de diez años en la esperanza de vida de los habitantes de dos barrios.
Los hechos son claros. Hay dos Barcelonas que habitan dentro de una misma ciudad. Y que no interactúan demasiado entre ellas, apenas se miran. Dos Barcelonas que se sitúan en los extremos de la vida. Y que siguen alejándose: si en 2007 había cinco barrios con rentas muy altas y seis con rentas muy bajas, actualmente hay ocho de rentas muy altas y 19 de muy bajas. En siete años, los ricos se han hecho bastante más ricos, y los pobres mucho más pobres.
Esto tiene un nombre, y es desigualdad, modelo de ciudad y años y años en la espalda. El consistorio de Barcelona en Comú ha comunicado que el nuevo Plan de Barrios, con un presupuesto de 150 millones de euros, se centraría justamente en los barrios más empobrecidos: el Raval, Nou Barris, los barrios del Besós. Sant Andreu, la Zona Franca y la Marina, el Carmel, Sants. Os suenan los nombres?
Hace falta preguntarse si será suficiente meter 150 millones de euros para llenar el agujero que se ensancha entre las dos Barcelonas. Si estos millones podrán combatir años de olvido. Y años de estigma también. El dinero, al fin y al cabo, se acaba. Tiene fecha de caducidad.
De acuerdo, metemos dinero. Intentaremos llenar el vacío. Pero, Barcelona rica: mira a los demás barrios a la cara.