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¿Cómo es posible un Amazonas en Barcelona?

Escrito por
Maria Junyent
Editora
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Lunes, 9 de la mañana. El CosmoCaixa está cerrado pero nada vacío. En la planta menos 5, a una temperatura constante de unos 28 grados, el equipo de veterinarios y biólogos corre arriba y abajo por el Bosque Inundado, una superficie de mil metros cuadrados que recrea el clima del Amazonas y donde viven entre 30 y 40 especies autóctonas: peces de todos los tamaños y colores, un caimán, dos anacondas, aves y una capibara (hamster gigante, para el barcelonés) entre otros bichos exóticos.

Un grupo de trompeteros –aves con plumaje azul en el pecho y grises– nos arrinconan en una esquina para dejar bien claro que este es su territorio. Dentro de la cocina el equipo les prepara el almuerzo e intentan atrapar a un trompetero que se ha escondido en una esquina. Fuera, sobre el lago, empieza a llover –cae un chubasco cada 15 minutos– y el piracurú, la indiscutible estrella acuática del recinto, hace su aparición enganchada a la mampara: el bicho en cuestión mide dos metros, pesa entre 100 y 130 kilos y Jordi Hernández, responsable del equipo de mantenimiento biológico del Bosque Inundado, nos asegura que es "un tipo muy tranquilo". Minutos después pondrá la mano dentro del acuario para hacerle una caricia que nos hace dudar del pacifismo del animal. "Ahora me ha hecho quedar mal", dice Jordi.

El Bosque Inundado se creó en 2004 y hace nueve años que Jordi trabaja aquí, con un equipo de siete personas que alimentan, limpian, analizan y cuidan esta recreación del Amazonas cerca del Tibidabo. Con él descubrimos todo lo que no se ve del nido donde viven las hormigas amazónicas, los secretos de la reina –que con una sola noche de sexo fertiliza todo un reino–, nos explica que tuvieron que poner una red en el acuario porque al piracurú –recordamos: el pez que pesa más de 100 kilos– le gusta saltar (Jordi nos explica que es su manera de rugir, como los leones) y que una vez se encontraron uno fuera del agua, y nos explica, también, el protocolo de alerta que implica limpiar un acuario con un caimán.

Nosotros no podemos hacer más que alucinar con el Amazonas barcelonés y todo el equipo que lo hace posible. Nos vamos con la promesa de volver pronto: el viernes asistiremos a la entrada de dos nuevos piracurús en el ecosistema.

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