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Balas sobre Woody

Begoña García Carteron
Periodista cultural i Branded Content Manager
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Los vecinos del Gòtic no están dispuestos a perder más espacios y de Woody Allen y de su museo no quieren ni oír hablar. Por lo menos no en el edificio de la Llotja, la antigua escuela de artes y oficios de Barcelona. La Asociación de vecinos y comerciantes tradicionales de la calle Avinyó, con Teresa Caja al frente, ha iniciado campaña para recuperar el edificio para los vecinos del barrio y de toda la ciudad, sin perder la memoria ni la identidad de la institución que fue. Sumando fuerzas con artistas y entidades de Ciutat Vella, especialmente con el Cercle Artístic de Sant Lluc, están preparando un proyecto para presentar y reclamar que sea de nuevo un centro de arte y cultura, con escuela, talleres, espacio expositivo y espacio de diálogo y reunión, abierto a todo el mundo y pensado especialmente para el uso ciudadano.

La llave de la antigua Llotja no se sabe quién la tiene. Por ahora el singular edificio permanece abandonado y degradándose, esperando que la Generalitat, que ostenta la propiedad, decida qué hacer con él y sin apenas nadie que se acuerde de visitarlo desde que cerró en 2009. De mantener la limpieza tras las rejas que protegen la fachada, uno de los rincones preferidos de las aves urbanas y de los meones nocturnos, se encarga personalmente Teresa, que una vez al mes abre los candados para que BCNeta pueda acceder. Puertas adentro, crecen las telarañas a lo largo de 2.000 metros cuadrados en pleno corazón de la ciudad, un espacio que ella y el resto de vecinos reivindican desde hace años y ahora quieren reclamar en firme.

Para empezar a hacer ruido, están preparando una fiesta popular que se hará este mes de junio, con un pasacalle en el que actuará el grupo de percusión de la Asociación Juvenil Sambao, al que se suman las asociaciones de padres y alumnos de las escuelas Àngel Baixeres y Sant Felip Neri y a la que todos los ciudadanos están invitados a participar. Un proyecto sin duda de mucho más interés vecinal que el de hacerle un museo al cineasta de Manhattan, por muy genio que sea.

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