Taverna Mediterrània (CERRADO)

Qué agradables y sorprendentes son los reencuentros con alguna cocina y sobre todo con su autor. Así fue con un chef inconformista, inquieto y sobre todo excelso como es  Franc Monrabà, culpable de que no se encuentre sitio en la Taverna Mediterrània que ha renovado y resucitado gracias al entusiasmo de Xènia, su alma mater.

Tuve la gran satisfacción de conocer a Franc hace muchos años en un minúsculo cubículo gastronómico de la minúscula calle Taquígraf Garriga. Pasó un tiempo, un día fui y ya no estaban ni él ni el local, hasta que reapareció y se volvió a perder y lo volví a encontrar comprando gamba fresca en la Barceloneta, y así hasta que hace unos días uno de los finos rastreadores de la buena mesa, como es Miquel París, me quiso dar una sorpresa y fue él quien se quedó sorprendido del fuerte abrazo que nos dimos Franc y yo, que ignoraba también cómo encontrarme.

El local ha sido restaurado como un simpático joyero, y la mesa que se fue montando disfrutó primero con unas patatas bravas al estilo del chef, muy buenas, y con otras pequeñas tapas. El espacio da para ir sumando mesas y comensales. Una primera sorpresa, aunque viniera de este gran chef "escondido" como tantos otros, fueron los 'calamares a la bruta' con panceta y patatas. ¡Gran combinación y excelente cocción de calamares y patatas!

Pero no podemos dejar de lado los boquerones, rebozados a la manera andaluza, o bien una panceta de cerdo ibérico relleno que brillaba como una dama en la barra. "No quiero ofrecer un menú porque no me gusta atarme" (y lo sabemos), pero cada día hay un plato diferente que se repite semana a semana. La cocina funciona desde la una del mediodía hasta medianoche, "porque son los horarios que gustan a los viejos rockeros". El plato del día cuesta 10,50 euros. Buenos vinos y sabios tragos. No faltéis, no os arrepentiréis.