Si te gustan los 'escape rooms', esto te alucinará. Detrás la Dirty Office –la pizzería gourmet que hay en la sala principal del local– se esconde un 'speakeasy'. Para acceder, antes tenías que enseñar una moneda antigua y con ella te abrías paso a la actual coctelería. Ahora no hace falta que la llevéis. Al entrar te sientes como Uma Thurman en Kill Bill: samurais, retratos de mafiosos, cerámica japonesa y estanterías llenas de vasitos de sake. Ahora están a punto de abrir El Confesionario, un espacio exclusivo para cinco personas, con interfono para comunicar vuestros deseos líquidos a los bàrmans.
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