La calle Ferran es un torrente de camisetas de fútbol, dermis enrojecidas y chancletas llamativas. Me adentro en este nervio turístico, porque acaba de abrir Super Naan, un pequeño restaurante indio de 'street food' que volvería loco al hijo de Hundri V. Bakshi. Mis espías me dicen que, en el fondo del local, hay semioculta una coctelería única en Barcelona. Se dice Spice Room y su especialidad son los cócteles con ecos indios. Suficiente información para meter la nariz.
Atravieso el comedor, cruzo una neblina de aromas especiados y accedo a un espacio recogido, acogedor y elegante con letras de neón. Me espera Paolo Almeida, 'bartender' viajadísimo que ejecuta recetas basadas en especies y aromas indios. Coctelería estimulante, ligera, con gustos atrevidos. El Yogi Ramble me deja cara de tonto: umami a tope con ginebra, panela india y confitura de tamarindo. El Golden Drink es un cuidado-resacas delicadísimo: vodka infusionado con citronella, cúrcuma, 'orgeat', limón y clara de huevo. Cuidadín con el Slumdog Spiced: pica y repica. Y regalan una tapita con cada cóctel: un hummus y unos buñuelos indios con las copas se convierten en un instante de felicidad.