Sol y Sombra

Cocteleras antiguas, dispensadores de absenta victorianos, cristalería refinada ... El Sol y Sombra se presenta como un museo del cóctel, una burbuja espacio-temporal donde las bebidas desprenden un aura vintage que hace llorar a los nostálgicos.

Las noches del fin de semana, el establecimiento se llena: hay jazz en vivo jueves y viernes y la coctelería ocupa la Taverna del Suculent. Si os pilla el hambre, pedid cualquier plato de la carta. En la barra, Jordi Baqués y su equipo facturan copas clásicas de verdad. Jordi es un arqueólogo, rescata recetas de libros antiguos para reproducirlas ante la parroquia y manipula el hielo como no se hace en ningún otro lugar de Barcelona: esculpiendo a mano unos bloques translúcidos, sin impurezas, que dan a la bebida otra dimensión. Además, ahora el Sol y Sombra tiene carta de cócteles vintage.

Tan vintage, que los preparan con destilados de época, botellas antiguas que Baqués consigue en el submundo del coleccionismo. Probamos un negroni con vermut, licor y destilado de hace 30 años. Y lo rematamos con un Hanky ​​Panky que sabe a charlestón y ley seca.

Cuando salgo, sólo pienso en encender un cigarrillo, ajustarme el sombrero y subirme el cuello de la gabardina. Esta noche sólo respondo al nombre de Philip Marlowe.