Paco Bretau, leyenda viva de la coctelería catalana, ha dejado el Slow en buenas manos. Me recibe Fran Mekki, el 'head bartender' de este elegante híbrido de coctelería y club, con una discoteca en el piso superior. Le acompañan en la barra Samuel Díaz y Diego Latina. Es un equipo joven, atrevido y un punto canalla. Y se pone cachondo con los retos.
De esta pulsión nace 'A Forest', una carta inspirada en la naturaleza. Tundra, selva, bosque, sabana ... Los dieciocho cócteles evocan los biomas de todo el planeta. Son recetas rompedoras que se preparan como platos de alta cocina y disparan la imaginación con detonaciones sensoriales. Por eso tienen tres tamaños de cañas, para que tengáis la nariz cerca de los originales recipientes y activéis el olfato.
Las fronteras que separan coctelería y gastronomía se desvanecen. El increíble Quercus, un Dry 2.0 antológico con aceite de allium, vodka infusionado con longaniza, ginebra, vermut blanco, bitter de apio y tomate 'cherry', es un experimento punk con retrogusto de ... pan con tomate?!? El Mokhi, con whisky, vermut rojo, jarabe de remolacha, brandy y una costra de musgo, es un festival de matices. Así funciona uno de los laboratorios más transgresores de la actual coctelería barcelonesa: poneros la bata.