Parece una club exclusivo, un 'speakeasy' americano escondido en Sant Gervasi. Entramos y enseguida nos metemos en la trama: música jazz, sofás elegantes, cuadros a las paredes, muchos rincones donde perderse; al fondo del todo, la cabina de mando, la barra donde Askanas Abgaryan prepara los incontables tragos de la carta.
Primera toma de contacto positiva: somos en una señora cocteleria. Askanas es armenio, lleva desde los 15 años viviendo en Barcelona y es un apasionado del oficio. Le delata una carta larguíssima, imaginativa, moderna, abierta a ingredientes exóticos y con dos apartados curiosos: uno con cócteles pretéritos, preparados como antes; otro, con cócteles de influencia japonesa. Exploramos las creaciones de autor. Cae La Sonámbula, un vaso largo de buena cristalería, rellenado con tequila infusionada con jalapeño, melocotón, lima, mole, mançanilla y 'bitter'. El Bloody Mary se riega con vodka infusionado con tomates secos y un especiado secreto. Son cócteles elegantes, medidos y sabrosos. Askanas lo remata con una creación improvisada en un vaso de metal y nos demuestra que es un jazzman: toca las notas con elegancia y técnica, los disparos que caracterizan la cocteleria de este nuevo refugio. Sant Gervasi necesita más lugares así.