La ley de la terraza es tan dura como la ley de la calle: para encontrar espacio junto al mar tienes que ser un profesional (un guiri, vaya) o un trébol de cuatro hojas humano. La gracia de sentarse en la terraza del Magatzem.03 -el bar del campo de fútbol de la Barceloneta- es que tienes una de las mejores terrazas de Barcelona, a un tiro de piedra del mar. Esta a la sombra de la mole de cemento del campo y de una frondosa arboleda de pinos: una sombra a prueba de olas de calor, frente al majestuoso edificio de la Antigua Catalana de Gas y su gasómetro.
El café es bueno y las cervezas son baratas -tienen todo el catálogo 'mainstream' que os podáis imaginar y os podéis zampar desde un fenomenal bocadillo de tortilla de verduras a un capipota, de media mañana a cierre (que puede ser las once o las doce, según el día, me dicen). Aquí solo hay locales que se adueñan del bar: estudiantes de la residencia, obreros y trabajadores de los centros de investigación. ¿Y como es que no hay turistas? Pues por el motivo más viejo del mundo: no lo saben.Y es un seguro de vida: porque abre todos los días de mañana por la noche, y la calidad de las tapas y el menú de mediodía es más que decente