Detrás la fachada de ladrillo a la vista del mercado de Sants encontramos Lute & Bowls. Un bar con barra exterior, ventanales que enseñan el interior y un cartel que promete conciertos y buen vermut cada domingo. El nombre bebe de dos historias: la quinqui, en honor al Lute, y la oficial, que da protagonismo al laúd. Cualquier rincón del local quiere ser mirado. El suelo hidráulico que se ocultaba bajo tres antiguos tierras, cuadros de artistas locales, un baño de hombres que se ha reconvertido en un lavabo unisex, un techo de vueltas, las luces de cuerdas trenzadas que recorren la sala y una barra que no perdona ningún detalle.
Recuerda a un sobreático por el que cuelgan jarrones de flores y en el interior hay una librería apretada que delimita el espacio, instrumentos repartidos, y olor a lavanda, café y croissants. Cuando dejas de ensimismarse té con el harmónium desballestado y la diminuta cocina de donde no paran de salir platillos, te llega la tapa y te das cuenta que el local, además de ofrecer una atmósfera excelente, presenta una cocina para chuparse los dedos. Si quieres quedarte horas, pide un vermut y únete al buen rollo de la música en vivo en una calle sin tráfico.