Puerta con puerta con el Pedralbes -no tienen nada que ver-, Leo Boeck -con fábrica propia- ofrece exactamente lo mismo, pero con aspecto de fast-food. Y tiene su gracia, pero falta el carisma brutal del venerable vecino. Análisis epidérmica: aquí las salchichas no son tan gruesas como en Pedralbes, pero sí más largas. Eso sí, el pikantwurst que me meto, especialidad de la casa, es bien bueno y me deja cantando aquello de los Stooges "Y've been dirt, and I do not care". El inodoro, me sorprende una cafetera exprés colgada en la pared. ¡No! Es un dispensador de flúor para lavarse la boca. Y está vacío. Mala suerte.
Time Out dice
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