La Textil Collective –situada en un antiguo almacén textil, en el Eixample derecho, justo enfrente de la Casa Calvet– se ha convertido en un templo y punto de peregrinación para el aficionado a la cerveza artesana. Y también es uno de los espacios dedicados a la restauración más singulares de Barcelona: sus 1100 m2 albergan un bar de cerveza artesana y coctelería, un restaurante de brasa único en Barcelona, una cafetería y una fábrica de cerveza que tiene una capacidad de producción de 120.000 litros anuales.
Fundada por el maestro cervecero Brian Blazek en 2021, en el bar de la entrada encontraréis una barra de cerveza con 18 tiradores –toda la birra se produce en la fábrica que hay unos metros más adentro– dividida en tres zonas: Fácil/ Hoppy / Funky. Es decir, que puede optar por tomar una 'lager' del viernes tarde, como experimentar con una imperial stout infusionada con cacao tostado, vainilla y coco. La barra también tiene una coctelería de alto nivel, a cargo del bartender Martín Vespa, que trabaja una coctelería de autor moderna, con tragos como un Damn Good Coffee, un expreso martini con un destilado de malta producido in situ . También cuidan los abstemios: tienen refrescos de producción propia en tirador, como un pegamento maravilloso y kombutxa de la casa. De jueves a sábado, por las noches hay DJ que, en línea con el espíritu artesano de la casa, solo pinchan vinilo.
También se come narices, claro. La cervecería tiene una oferta de tapas y comida callejera hecha con los fastuosos recursos de brasa de la cocina –dispone de un horno Josper de tres toneladas y media, hecho a medida para ellos, robatas, parrilla y de carbón y plancha. Así que puedes tragar delicadezas de cocción muy lenta e ingesta inmediata, como por ejemplo un bocadillo de cerdo deshilachado estilo Carolina del Norte que se derrite en la boca, con salsa barbacoa en la mostaza y coleslaw con ajo ahumado. O un costillar de cerdo ahumado durante 14 horas, donde los huesos se desprenden de la carne sólo que los mires. La carta es cambiante: en función del pop-up que suceda puede tomar acentos venezolanos, mexicanos o lo que corresponda. Y ojo, que en el sótano se encuentra el bar de audiófilos 303, con selectas sesiones de DJ (antes de las 23 h, entrada gratis) que se benefician de un impresionante sistema de sonido.