Voy a La Fábrica del Vermutillo como Dios manda: con la mujer y los padres, el sábado antes de comer. El ruido, el movimiento, el ruido de platos, el nervio de los camareros... En este espacio, abierto en 2017 donde antes estaba el bar Cleries, se vive el vermut a la antigua y en frecuencia de barrio. Zero guiris. De pie. Con el mostrador vintage del Cleries presidiendo el local y las endorfinas vermuteras brotando en masa. Detrás de este proyecto se encuentran los nietos de los propietarios de la mítica Bodega Monumental de la calle de la Marina (tienen otra en Creu Cuberta). De hecho, La Fábrica del Vermutillo se también la marca de conservas y vermuts de la casa.
Las bravas son las mismas que en la Monumental: cubos de patata pequeños y adictivos, con una mezcla de salsas muy equilibrada. Las tostadas son viciosas. También las aceitunas con salmón marinado. Las banderillas. Las conservas. Y el vermut, impecable. En esta Fábrica se nota el oficio de una saga que ha sabido respetar el espíritu del legendario Cleries y en lugar de sangre lleva vermut en las venas. La Fábrica del Vermutillo es una burbuja de vermutería catalana de toda la vida donde podrías pedir y pedir, y convertir el vermutillo en comida, merienda, cena... El mito del vermut eterno. Cae el telón.
Time Out dice
Detalles
Discover Time Out original video