En este local esquinero de la plaza Letamendi se despachan kebabs sublimes. Los hacen con pan de obradores buenos, carne de calidad, condimentos y salsas caseras, brasa y leña de haya. La combustión de madera natural transfiere a la ternera y al pollo un sabor intenso, profundo e irresistible. La carne blanca la enternecen con yogur y la roja, con leche. Los adobos se elaboran con especias y hierbas aromáticas caucasianas. Además, entre los filetes de ternera intercalan grasa de cordero. Otro hecho distintivo; las parrillas son horizontales.
En la carta, tres kebabs fijos y el del mes, con pan döner o dürum, en formato bocadillo (entre 8 y 10 euros) o en un cuenco (entre 12 y 14 euros). Los inamovibles son el Berlín 1972 (lechuga, col roja, tomate, cebolla, salsa de yogur con hierbas), el catalán (escalivada de pimiento rojo, berenjena, cebolla, tomate, piparras, alioli y romesco) y el tandoori (carne maridada en masala, queso fundido, col roja, pepino, chutney de mango, salsa de yogur en la menta y cilantro fresco).