El agua de la vida, el whisky, a parte de ser la bebida de la gente dura, es una bebida compleja, con una ceremonia esotérica y llena de matices. Pero lo más importante es identificar qué te gusta y disfrutarlo. ¡Leed esto, probad y presumid de whisky!
¿Qué queremos decir cuando hablamos de whisky?
Según el diccionario, “Licor alcohólico que se obtiene del grano de algunas plantas, destilando un compuesto amiláceo en estado de fermentación”. La palabra whisky viene del gaélico 'uisgebeatha', 'agua de vida'. ¿Y qué quiere decir malteado? Para hacer whisky, el cereal se humedece y germina. Para detener la germinación, se calienta la cebada con turba, que es carbón vegetal. Esto es maltear. Y así se convierten almidón y proteínas en un substrato capaz de ser disuelto y extraído en agua caliente en el posterior proceso de hacer el mosto. Tan sencillo como esto, amigos. Y lo difícil que es hacer un buen whisky.
'Blended', 'single'... ¿¿¿WTF???
Un whisky 'single-malt' ha salido de una única destilería (igual que un vino de 'chateaux'). Proviene de mezclar diversas botas, y su envejecimiento en barrica suele ser de diez años, aunque no sea una cifra fija.
Un whisky 'blended' es el resultado de mezclar diferentes tipos de whiskys, a menudo un 'single' de alta calidad con licores menos caros y otros ingredientes. Suelen ser más baratos. Pero ojo, hay 'blended premium' de altísima calidad.
Un whisky de grano lleva, además de avena, trigo, maíz y otros cereales (sobre todo centeno).
Un 'pure malt' o 'vatted malt' es el resultado de mezclar en una cuba ('vat') whiskys de 'single malt' de diversas destilerías. Los mejores 'vatted malt' se hacen a partir de una cuidada selección de los mejores 'single-malt': se busca que sabores, aromas y cuerpo se complementen. Nunca se hace un 'pure malt' con whisky de grano.