El Villa huele a salitre. Puedes escuchar las gaviotas. Es una vermutería diferente, marinera. En lugar de fritos y tapas pesadas, impera el producto ahumado y en salazón, el marisco en conserva; alimentos del mar ajustados a un entorno que pretende hacernos viajar a la costa andaluza.
Y lo consigue con contención y buen gusto. Mesas de mármol andaluz; baldosas luminosas; corcho en las paredes; motivos marineros estratégicamente repartidos por el local; actuaciones de flamenco; un altar con discos de Rumba Tres y Paco de Lucía... No hace ni ocho meses que la Diana Jové y Toni Soria parieron esta vermutería, que abre de día y de noche y le debe su nombre a un barco pesquero que la familia de Toni tiene en Almería (y le proporciona unos boquerones majestuosos).
A los líquidos, encontramos una selección maravillosa de vermuts nacionales y extranjeros, cerveza Alhambra, rebujito y manzanilla, entre otros. Y las tapas frías pasarían el test de calidad a cualquier taberna andaluza. La bandeja con pescado en salazón es de traca. El pulpo seco de Almería se me hace corto. El medio 'mollete' con surtido de ahumados es gloria. El atún estilo El Villa y el boquerón de la casa son dos 'hits'. Todo funciona en esta vermutería de mar que ahuyenta los fritos: la conexión Gràcia-Andalucía es un hecho.