Nunca Cataluña y Asturias habían estado tan unidas como en esta bodega. En el Chigre proponen una fusión de cocinas de dos tierras con una gran riqueza gastronómica. Tienen productos de proximidad y con identidad.
Degustad sus famosos tigres sin trabajo: mejillones rebozados pero sin cáscara; el clásico empedrado que aquí hacen con Favini verdes y bacalao ahumado; o la bomba de la Barceloneta rellena de pulpo. Ahora bien, si os gusta el pulpo, se recomienda el que hacen con chimichurri marino.
El cocinero Fran Heras, adepto de slow food, ha construido una carta que hermana el mejor de estas dos grandiosas cocinas (¡y lo hace desde una perspectiva conceptual no exenta de obrerismo y solidaridad entre mineros!): Capipota con 'callos 'a la asturiana, por ejemplo.
Si bien la carta no es muy extensa, quedaréis satisfechos con la oferta basada en el buen pescado. Menos es más y si a todo esto le ponemos una sidra bien tirada, pasaréis a admirar este local del Born y añadirlo a vuestra lista de favoritos. Curiosidad: la pica del lavabo es una pica bautismal.