De la mano de su nuevo propietario, Josep Maria Sumalla, El Celler del Nou Priorat ha recobrado el espíritu inicial pero con la coletilla de una oferta de calidad en tapas, platillos y, sobre todo, de una selección rigurosa y cercana de productos de elaboración artesanal, donde el premio se lo llevan los quesos y algunos embutidos, mayoritariamente del Pallars, de dónde es originario Sumalla. A las sorpresas permanentes que esto brinda, hay que añadir una cocina cuidadosa, sin aspavientos ni más aspiraciones de gustar a un comensal que puede ser habitual del barrio o visitante, porque la visita se lo vale.
El servicio es impecable y sobre todo las explicaciones y los consejos de Sumalla son muy útiles. Y para los que disfrutamos con el descubrimiento de los cada vez mejores vinos de proximidad, el lugar es todo un acierto. Entre los platos sugeridos, la cola de buey es de categoría. De los embutidos, sorprende el 'bull de fetge' y hay quesos desconocidos y soberbios: el Blau de Jutglar, el Miner d'Espinelves, de seis meses, o el Paús de Tòrrec, para citar algunos. En cuanto al vino, dejaros aconsejar y sorprender por el apasionado propietario. Los veteranos conocemos El Celler desde hace tiempo. Los que no lo conocéis, este es el mejor momento para hacerlo.