Aunque parezca nueva -abrió a finales del 2019- La Caseta Azul es todo un clásico del churro barcelonés. Luís, a la cabeza, es la tercera generación de churreros, un oficio que empezó su abuelo en la Sagrera y después en L'Hospitalet. Y de hecho La Caseta Azul es la hermana pequeña de la churrería de Bellvitge. Cuesta imaginar un lugar donde podría encajar mejor en Barcelona que al final de Marià Aguiló, estrecho y animado eje vecinal de Poblenou.
Encontraréis todo el repertorio clásico en versión estrictamente artesana: churros, también veganos, churros de chocolate, 'pestiños', 'porras', y las patatas fritas y las cortezas, fritas por la mañana (que como bien sabéis, no tienen nada que ver con las bolsas que venden en el súper). Los tiquismiquis del café con leche (leche de soja, lactosa, avena ...) también serán bien atenidos.