Una década después de la apertura de la Fábrica Moritz, en 2021, Moritz inauguró local en la Rambla de Catalunya. Un espacio que rinde culto a las cinco cervezas de la marca, que se sirven con los tiradores de la barra y sin pasteurizar, porque vienen directas de la fábrica y se conservan en tanques. La oferta se completa con una carta de tapas ideada, como es sello de la casa, por Jordi Vilà, que no solo acompaña la cerveza, sino que la incorpora como ingrediente. Poneos en solfa: ensalada rusa –cremosa y con doble de atún–, croquetas de jamón ibérico o bravas, y también platos XXL para compartir, como el costillaje de cerdo a la cerveza negra.