Casa Anita en Paris

Que para probar las paellas sea requisito ser dos o más no es un sinsentido. El ‘compartir es vivir’ que predica la tradición mediterránea se sincroniza con la manera de comer; una filosofía que también es el emblema de Casa Anita de la calle París, en pleno centro de L’Eixample. Tienen una buena colección de mesas grandes, además de barra alta y baja, donde los comensales -ya sean del barrio o de tierras lejanas- acaban mezclándose irremediablemente. La carta huye (solo un poco) de los primeros y segundos platos, con una oferta divertida y extensa llena de platillos mediterráneos con productos locales y de temporada que echa un vistazo a la cocina tradicional y a los clásicos de la zona y la ciudad. La carta tiene truco: es tan difícil escoger que seguramente decidiréis compartirlo todo con los vuestros (¡misión cumplida!). Arroces por doquier, 'esqueixada' de bacalao 100% fresco, gambas de Palamós con un toque de plancha por una cara y regadas con sal Maldon, calamar vuelta y vuelta con un pedestal de verduras… Las mezclas son minimalistas y calculadas, para no caer en la disolución de los sabores en un mar de excentricidades; y la presentación, impecable. Si os dejáis caer por esta casa, quizás ya no querréis volver a la vuestra. Avisados estáis.