Contra las panaderías satánicas que te clavan siete euros por un café horroroso y un bocadillo de chicle, la Palmer es sinónimo de café del bueno (Novell gama alta) y bocadillos memorables, de tamaño XL y precio diminuto: pan de primera, de la panadería Serra, y embutido y bull telúricos exhibidos en piezas enteras en un frigorífico metálico.
Calientes por fuera y por dentro, con un vaso alto de café con leche son el paraíso del almuerzo. La lista de los bocadillos luce orgullosa desde un cartel iluminado: cabeza de jabalí, sobrasada, salchichas con queso, sardinas de lata ... “Es un proceso fácil, pero se tiene que hacer bien. Todo está inventado”, dice Josep Carrasco. Sus abuelos abrieron la cafetería en 1944 y él la lleva desde 1999. Sólido y sencillo: de lunes a sábado, de 6 a 15 h, bocadillos y café. Medio Poble-sec desayuna aquí, como quien dice. Punto de encuentro para cilcistas que se pegan desayunos de arriero.