Una barbería, una puerta secreta, una contraseña y palmo... Ya habéis entrado en un 'speakeasy' de los años 20 con música en directo los fines de semana. ¿Ley seca? ¿Qué ley seca? Aquí se viene a beber mucho y, sobre todo, muy bien. Los 'bartenders', de tirantes, lacito y sombrero, son como tienen que ser: atentos, simpáticos y unos auténticos malabaristas de la botella. Antes y durante 40 años, el local fue un pub irlandés; ahora es una especie de bar de aires neoyorquinos. Atención porque la clientela, cosmopolita, es fiel, así que las colas en la entrada no son nada infrecuentes. La contraseña cambia mensualmente y la podéis encontrar en el Instagram y en el Facebook del local. Aunque venga Eliot Ness, de aquí no os moverán en toda la noche.