Berry Brunch

Berry Brunch captura la exuberancia primaveral para dejarla correr a través de la decoración (las flores y colores rosas coronando los platos y las paredes) y un ramo de recetas de brunch gloriosas. Su máxima es el producto de proximidad y ecológico, y, siendo honestos, podría ser que el segundo requisito no siempre fuera posible, pero el primero es casi inalterable y se nota en todos sus platos. Los huevos, que ocupan una gran extensión de la carta, como buena casa de brunch, son de gallinas camperas y están buenísimos (el mérito, evidentemente, también se lo llevan los responsables de la cocina). Comprobadlo con los benedict: huevos poche a su punto perfecto, con la yema chorreando, unas sábanas de aguacate fresco sobre un pan de de masa madre... Y todo acompañado de una salsa holandesa con chipotle, una espuma rosa de eneldo y un gelificante de frambuesas, por encima y por los bordes, que no dejan indiferentes a nadie. Su versión trufada también es una imprescindible y no engaña, con la seta picando en cada mordisco.

Con el análisis de un único plato ya se puede intuïr que las propuestas gastronómicas son una constelación de sabores de todas partes. La deducción es correcta y es que también avistareis otras recetas exentas de huevo y exóticas, como una 'smashburger' o un 'waffle' de patata cubierto de salmón con salsa de yogur y especias apto para intolerantes al gluten. ¡No nos olvidemos de los dulces! Todos ellos ocupan un tercio del jardín gastronómico del Berry y la estrella es, sin duda, la melosa 'french toast' con 'crême fraiche' y mermelada de frutos rojos casera. Pero no bajéis la guardia, porque la experiencia del brunch no acaba aquí. Hay que hacer una última mención. Os quedaréis con la boca abierta ante las torres de mimosas soberbias (de 8 unidades) y los cafés de especialidad deliciosos y ecológicos que tienen el mismo efecto revitalizador de la primavera: a la sangre alteran.