La gentrificación no es un problema temático: la sustitución de lo tradicional -'cupcakes 'en vez de ensaimadas o' baos 'en lugar de entrepans- por modas del mundo allende nos puede gustar más o menos, pero no segrega ni barrios ni ciudades. Lo que discrimina son los precios. El problema de la mayoría de estos nuevos locales con propuestas tan 'cool' es que son caros: donde antes podías merienda con toda la familia, por el mismo precio ahora serás afortunado si te quedas tip. El recambio de pobres a ricos se hace rápido con subidas de los alquileres. Por el camino, vamos perdiendo barrios y somos expulsados de donde nacimos.
Por suerte, hay excepciones. El Bar Salvatge es una iniciativa innovadora y popular, que quiere acercar a todos la cultura del vino natural, interesantísima. Ofrecen vino a copas a muy buen precio: de 2,15 a 5 euros. Salen de ocho grifos que van cambiando, más una del vermut de Rubén Parera, que también se ha encargado del interiorismo, con madera, carteles preciosos de ferias de vino y un neón salvaje en el techo que lo baña todo de luz calabaza. Hacen algo para picar porque no caigas al suelo -braó, aceitunas, empedrat- y dejan entrar animales: su logo es un hipopótamo tabernero, con delantal, sacacorchos, botella en la mano y hinojo entre los dientes. Una imagen que representa su espíritu travieso, original y asequible.
Time Out dice
Detalles
Discover Time Out original video