Este local está cerrado Si hubiera sabido que el Bar Local –paso por delante día sí, día no– era el hermano pequeño de 'Els Pescadors', me habría acercado antes a su barra. El local no echa para atrás ni para adelante: unos asépticos y pulcros bajos blancos en el Poblenou, bajando la rambla, a la izquierda. Allí me siento a la mesa con Marc Maulini, hijo de 'Els Pescadors'.
La apertura de este local –que hace casi un año que está al lado de los antiguos bloques de protección oficial– obedece a la voluntad de volver a trabajar para el barrio: "Porque por cocina y precio –razona Maulini–, 'Els Pescadors' ya no trabaja sólo para el barrio sino que es un gastronómico en el Poblenou", aunque sale mejor de precio ir al restaurante que su familia cogió hace años que a los aquelarres de terciopelo y esmoquin de la parte alta. De la voluntad inicial de ser un bar de barrio (tapas y menú) han pasado al "paradigma de bar restaurando, pulido, sencillo y sin pretensiones, que dé una gran importancia a la comida". Porque Roger Nassarre, jefe de cocina, trabaja con la misma extraordinaria materia primera que la casa madre. "Los proveedores son los de 'Els Pescadors'. Y no hay nada de cuarta gama ni producto semihecho. Las croquetas las hacemos y las congelamos", explica.
El Bar Local funciona también como reacción a "la carta Barcelona, aquella llena de tártars y tatakis", bromea. Cosa que dice que le puede interesar como cliente pero no como empresa. Porque aunque en la carta haya alguna marca del espíritu de los tiempos –dados de salmón, huevo a baja temperatura–, reina cocina que antes estaba en las casas, y ahora sólo encontramos en locales muy viejos o muy nuevos: una excelente oreja de cerdo –con capa crujiente encima de la gelatina nadando en romesco–, tripa de bacalao con judías o carrillera de ternera. El menú de mediodía ( 12,90 € ) funciona siempre con un entrante ligero y un plato principal donde se pueden elegir dos de cuatro guarniciones. Pongamos un bonito de lonja con opción de puré de patata, verduras a la plancha, tomate aliñado o ensalada de lentejas. Tienen ética de casa de comidas; un puré de patata o una ensalada aquí son cosas serias, con el sabor en alta definición de aquello básico, bueno y muy tratado.