Con los años el Leo se ha convertido en uno de los templos de peregrinación de la Barceloneta. ¡No puedes decir que eres 100% barcelonés si no has puesto un pie en este bar! Leo, la propietaria, es como una mamma italiana. Cuida el cliente como si fuera su propio hijo. Estas paredes, que homenajean el rumbero Bambino pero de las que también cuelgan instantáneas de vida de la propietaria y familia, ¡han visto de todo ya! La solera y el ambiente del Leo es fascinante. Música, cervezas, vermut y conversaciones interminables con la agradable propietaria te hacen estar pegado a este local: quieres volver un día y otro, a descubrir qué te espera. Puede parecer mundano, pero a menudo son las cosas más terrenales las que dan sentido en la vida, ¿no?
Pon tu música
Una de las muchas particularidades que hay en Leo es un jukebox donde cada uno elige lo que quiere escuchar. Si tienes suerte, alguien se anima a poner a los Chichos o al querido Bambino y la cosa se anima. Cuando esto ocurre, hay riesgo de que la noche o la mañana se alarguen.
La historia de Leo
El nombre del bar, Leo, hace referencia al nombre de su propietaria, Leocandia Montes (conocida por todo el barrio y más allá como La Leo) que llegó de un pueblo de Granada hace cuarenta años. Leo es el alma de este espacio acogedor, donde todo el mundo es bienvenido, siempre. Muéstrele respeto.