Una dedidación total a los líquidos. Y servicio continuo. Por las mañanas, café de especialidad. Al mediodía, vermut de la casa o vinos naturales. Saliendo de trabajar, unos buenos cócteles y, si hay que amortiguar la priva, pedid la carta de platillos, y ¡salut!
14 De La Rosa ha abierto donde antes estaba el mítico Astrolabi. En este bar de aires franceses y espíritu de barrio (sensacional combinación de madera, mármol y ladrillo), los problemas te duran lo que tardan en ponerte un cóctel. Dean y Amandine han activado esta trinchera con mobiliario 'vintage' y espíritu juguetón: hay atmósfera y ganas que el cliente repita. Y se han adaptado a Gracia como camaleones.
La selección de vinos naturales catalanes es buena, pero me decanto por los cócteles: unas 15 recetas ajustadas de precio (de 5 a 9 €) y en perfecto equilibrio entre clasicismo y creatividad (hielo cortado a mano). No cuesta flirtear con cócteles como el Rosita, una variante finísima del Negroni con tequila, o el delicioso Choco, con ginebra, manzanilla y chartreuse.
Y si hay hambre, tienen platillos ligeros, con producto de proximidad: la mozzarella con anchoas y la longaniza trufada deberían reconciliaros con la vida. En 14 De La Rosa no hay lugar para amargados.