1. Suzanne Valadon. La chambre bleue, 1923.
    Centre Pompidou, Musée national d'art moderne - Centre de création industrielle, ParísSuzanne Valadon. La chambre bleue, 1923.
  2. Suzanne Valadon. L’avenir dévoilé ou la tireuse de cartes, 1912. 
    Association des Amis du Petit Palais, Ginebra © Studio Monique Bernaz, GenèveSuzanne Valadon. L’avenir dévoilé ou la tireuse de cartes, 1912. 

Reseña

Suzanne Valadon. Una epopeya moderna

4 de 5 estrellas
La muestra cuenta la historia de esta pintora, dibujante y grabadora que entró en el mundo del arte haciendo de modelo
  • Arte, Pintura
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

Suzanne Valadon fue pintora, dibujante y grabadora en el Montmartre bohemio de inicios del siglo XX. Antes fue modelo: la retrataron grandes artistas como Toulouse-Lautrec y Degas. Éste último fue quien se dio cuenta de su talento, hasta el punto de ayudarla a aprender grabado, en su propio taller. Ahora, el MNAC ofrece un viaje por su trayectoria artística trepidante que se plasma entre líneas sinuosas, una huella cromática intensísima y unas pinturas llenas de objetos y figuras.

La muestra te acompaña poco a poco por la transición de musa a artista

Valadon pasó de ser acróbata ecuestre a hacer de modelo para artistas con tan solo quince años. Era una profesión estigmatizada, pero que le permitió entrar en el mundo del arte, aunque fuera por la puerta trasera. En la entrada nos dan la bienvenida los retratos de ella firmados por Utter, Steinlen, Renoir, Rusiñol y Utrillo, quien fue también su pareja. Pero la muestra te acompaña poco a poco por la transición de musa a artista, que comienza con dibujos y esbozos de nudos femeninos y termina con la explosión pictórica de Valadon, que como dice el comisario de la muestra, Eduard Vallès, “practicó todos los géneros, desde el retrato y el desnudo a la naturaleza muerta y el paisaje”. Aunque en los cuadros se ven influencias de Matisse, Van Gogh, Degas y otros grandes artistas, Vallès destaca la capacidad de Valadon para desviarse del circuito central: “al no participar de los -ismos, fue más moderna que sus coetáneos”.

Otra particularidad de Suzanne Valadon, que la hizo única en el Montmartre de las vanguardias, era su mirada singular a los temas de moda. Los retratos a las prostitutas de París o los nudos femeninos demuestran que retrató cuidadosamente un mundo que conocía de cerca y que no quería tratar ni con distancia ni con condescendencia. La muestra también dedica un espacio a la relación de seis meses que Valadon tuvo con el compositor Erik Satie, después de que ella rompiera con Miquel Utrillo, y de la que han quedado un retrato que ella hizo de él y un dibujo que él hizo de la pintora, con un trazo infantil, sobre una partitura.


‘Suzanne Valadon. Una epopeya moderna' será una puerta abierta, para muchos catalanes, a descubrir esta artista olvidada, la cual en vida gozó de una gran popularidad que le permitió, incluso, comprarse un chateâu en las afueras de París. Pero también es la historia de muchas artistas que no tuvieron su suerte: la de dejar de ser un objeto pasivo para formar parte del arte activamente. La muestra, organizada por el MNAC en colaboración con el Centro Pompidou-Metz y el Musée de Arte de Nantes, reúne más de un centenar de obras, de las cuales 48 sólo pueden verse Barcelona, junto con documentos que permiten imaginarnos cómo era ser una mujer artista en el París de las vanguardias, durante los años 1910 a 1930.

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