La exposición Poner el dedo en el ojo de Lluís Hortalà en Espais Volart es una conjunción de artes —escultura y pintura— que se cruzan con diversas técnicas para desafiar la percepción, como el espejismo, los límites del trompe-l’œil (una forma de arte ilusionista), la ilusión óptica o la imitación, precisamente para hacernos reflexionar sobre cómo se construye la realidad. La exposición, comisariada por Teresa Grandas, estará disponible del 18 de febrero al 13 de julio y presenta una selección de obras de diferentes épocas, conectando piezas recientes con otras más antiguas. ¿Qué las une? A lo largo de su carrera, Hortalà siempre ha puesto el dedo en el mismo ojo: qué es el saber y sus manifestaciones, de qué manera el conocimiento nos hace pensar el mundo y cuáles son las estructuras que articulamos para vehicular su visibilidad.
La exposición se inicia con Échafaud (Mundus muliebris), una escalinata que simboliza la mirada y la jerarquía del poder, abordando la relación histórica entre el mármol y la ostentación. Con el trompe-l’œil, Hortalà transforma la ilusión en un espacio de reflexión, haciendo del engaño una herramienta para pensar el mundo. Otro ejemplo de pieza expuesta que se basa en una técnica diferente es el papel pintado de Into the Thin Air (2001), que utiliza la fragmentación para ocultar y revelar un dibujo al carboncillo del Everest a través de orificios redondos, creando una ilusión de cortina de copos de nieve. Esta inaccesibilidad visual simboliza la dificultad del ascenso a la montaña, una experiencia personal de Hortalà como escalador que se conecta con su investigación artística sobre la percepción.
Más allá de la crítica política o ideológica detrás de cada pieza de Hortalà, el escultor y pintor se vale de diferentes técnicas artísticas que juegan con la percepción para llevarla al límite y cuestionarla. Todo se convierte en un juego irónico y paradójico que nos invita a entrar y pensar sobre todo aquello de lo que parece hablar, para mostrarnos que, en realidad, hablamos de otras cosas. En esta exposición, lo que no encontraréis son certezas, sino un gran macramé de paradojas, apariencias y preguntas respondidas con preguntas.
