El Museo Diocesano de Barcelona dedica una exposición a Matisse, icono del fauvismo. Bajo el nombre 'Arte en equilibrio', la muestra pliega 85 piezas entre litografías, dibujos, pochoir o linograbados de uno de los creadores más importantes del arte moderno. La exposición pone el foco en la espiritualidad y la búsqueda de la tranquilidad, que fue uno de los pilares de la obra de Matisse, sobre todo después de que una intervención quirúrgica le dejara con secuelas importantes, que no le permitían sostener los pinceles.
Matisse consideraba que la obra de arte era una manera de hacer llegar las virtudes de la naturaleza a las ciudades y que, por tanto, tenía el poder de generar paz en el ser humano. Para el artista, el arte era una herramienta para combatir el extrañamiento y la alienación con respecto al mundo.
La muestra pone un especial énfasis en una de las obras más relevantes de su última etapa artística: la Capilla del Rosario en Vence, en la Costa Azul, de la que Matisse participó en el desarrollo arquitectónico, en la decoración e incluso en el diseño de crucifijos o casullas.
Forma también parte de la exposición un dibujo de Matisse junto a un manuscrito procedente del «Cántico de las Criaturas», texto compuesto por San Francisco de Asís en 1224, donde canta alabanzas al Dios Creador. Matisse representa el agua y transcribe una serie de alabanzas que el santo escribió sobre la hermana agua «tan casta y tan pura».