Reseña

Luis Marsans. A la recerca del temps perdut

4 de 5 estrellas
  • Arte
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

La galería A34 -al 34 de la calle Aribau- es el equivalente estético de aquellas tiendas de comestibles para gourmets. Tan sólo hay que recordar exposiciones como la dedicada al caricaturista estadounidense Saul Steinberg o la última retrospectiva de Antoni Llena, que acaba de nutrir con su obra los bagajes del MoMA neoyorquino.
¿Qué decir de Luis Marsans (Barcelona, ​​1930-2015)? Pues que, si no lo habéis descubierto todavía, os espera una sorpresa. Su vida es digna de una novela: conoce a Ismael Smith en Nueva York, y este le presenta a Salvador Dalí. Interés por la Bauhaus, trabaja con el arquitecto José Antonio Coderch, se relaciona, en el arranque de Dau al Set, con Joan Ponç, y más adelante con el acuarelista Ramón Gaya. Descubrió la fe ortodoxa... y no expuso su primera individual hasta los 42 años.
Forma parte de una secreta tríada del silencio del arte catalán contemporáneo, junto a Francisco Todó y Xavier Valls, aunque también podría ser el hermano secreto de Balthus. Esta exposición está dominada por acuarelas, gouaches y litografías sobre 'En busca del tiempo perdido', de Proust. Pero si queréis comprender más el espíritu que el alma, más que Proust, el referente es un vídeo inédito realizado por la hija de Marsans donde se evoca su particular universo y se le ve, por primera vez, pincel en mano...
No olvidéis que el tema central de 'En busca' es la huidiza incertidumbre del amor, no la magdalena, triste McGuffin empapada de tila.

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