Reseña

La disidencia nostálgica

4 de 5 estrellas
  • Arte
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

Los Astrud cantan que "la nostalgia es un arma" y quizás tienen razón cuando dicen que "el mejor momento de las cosas es cuando aún no han pasado", cuando todo son futuribles y no hay experiencia para evocar ni mitificar. Estamos rodeados de recuerdos que no hemos vivido, de historias pretéritas que conservamos en la memoria colectiva como fundamentos para la construcción de futuros alternativos.
En 'La disidencia nostálgica', la comisaria Joana Hurtado se aferra a los postulados de la teórica Svetlana Boym y reclama una añoranza reflexiva, lejos de conmemoraciones: "Cabe preguntarse en nombre de quién, cómo y por qué miramos atrás. Nosotros decidimos qué uso hacemos del pasado, si lo queremos monolítico, unívoco y musealizado, o si por el contrario, queremos plural, crítico y abierto al futuro". Lo que encontraréis es un ejercicio de nostalgia heterodoxa, donde los artistas recurren al pasado para trazar nuevos relatos; cuestionando la veracidad de los archivos, la desmemoria, las interpretaciones y los equívocos intencionados.
Anri Sala interroga a su madre sobre unas imágenes sin sonido donde aparece junto al dictador albanés Enver Hoxha. Deimantas Narkevicius manipula las filmaciones del desmantelamiento de un monumento a Lenin. Y Roger Guaus establece un emotivo diálogo fotográfico con su padre. No podía faltar una degustación del cómic 'Here', de Richard McGuire, que explica lo que ha pasado y pasará en el rincón de una habitación a lo largo de miles de años. De fondo, gracias al vídeo de Ange Leccia, suena una versión de 'Logical song' de Supertramp, convirtiéndose en la banda sonora perfecta de una melancolía ajena.

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