Reseña

Ignasi Aballí. Seqüència infinita

3 de 5 estrellas
  • Arte
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

Si os digo: "No penséis en la exposición de Ignasi Aballí en la Fundación Miró"... los que ya hayáis ido, pensaréis en ella. ¿Y los que no? Este es mi dilema. Si enumero una serie de piezas de la exposición y, como es habitual en el arte conceptual, os tengo que explicar de qué van, os haréis una imagen que no se corresponde en absoluto con lo que encontraréis.
No es lo mismo leer una crítica sobre la pintura religiosa del 'divino' Morales, en el MNAC, que hacerlo sobre la exposición de Ignasi Aballí en la Fundación Miró. Morales pinta y Aballí metateoritza sobre el acto de pintar, el acto de mirar y el paso del tiempo... que es también una forma de pintar. La exposición de Aballí es una cinta de Moebius sobre el mismo arte de Aballí, que a su vez es otra cinta de Moebius sobre la tradición pictórica y perceptiva entendidas en su acepción más generosa. Por eso el título nada inocente de ¡Secuencia infinita¡. Secuencia como progresión, como algoritmo viviente que niega toda noción de progreso e incluso de horizonte.
Dicho esto, visitar la exposición de Aballí en la Fundación Miró es poner en marcha la máquina de pensar. No estamos ante un creador críptico; su obra tiene fuerza niveles de lectura y una presencia física agradablemente neutra, poco agresiva pero tampoco inocua. Tal vez demasiado cerebral, pero esto va a gustos.
'Panta rei', que decía Heráclito. Todo fluye. Nadie se baña dos veces en las mismas aguas, y ninguna constante de Aballí -el tiempo, el color, la percepción, el acto descriptivo, la representación- se mantiene inmutable. De las 35 piezas de la muestra, una quincena han sido producidas específicamente. El resto, engranajes de un perverso mecanismo tautológico, aporta su modesto, invisible pero imprescindible, grano de arena.

Detalles

Dirección
Precio
7 €
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