El hecho de que Gerard Puig tenga como formación la de arquitecto ha hecho que valore principalmente y especialmente la construcción, y como tal, el proceso constructivo y entender el resultado final como un fruto del mismo. El resultado final es uno, como podría ser otro similar, pero en todo caso no se convierte nunca en un fin, sino una consecuencia del proceso constructivo. Entender que en todo proceso intervienen varios actores: tiempo, temperatura, agua, apoyo, accidentes-sorpresas, incertidumbres... Donde el resultado final es la combinación de todos los actores.
El mismo proceso genera unas leyes, una conducta de juego, unos parámetros que intentan canalizar el resultado final y enmarcarlo dentro de unos límites. La tela, el papel, se convierte en la superficie de trabajo, donde el cuadro se genera y se desarrolla, donde nada se esconde y todo se enseña. Todo queda impreso, no hay secretos.
La serie 'Topografías' es una parada más en este largo camino de búsqueda. Es consecuencia de caminar, un paso desemboca en otro y este otro sugiere, invita, a otro paso. Mientras buscamos encontramos, pero nunca para quedarnos sino para seguir andando. Topografía es un juego de pliegues, una neogénesis que sufre el papel para acabar recogiendo en un valle, en una cuenca, agua y tinta china, donde se abrazan y se fusionan. A veces el agua arrastra a la tinta hasta la cuenca de sedimentación, a veces la tinta ya la habita y es el agua que llega, a veces es el agua que va en busca de la tinta, a veces aparece una segunda tinta... Es un juego. ¡No dejemos nunca de jugar!