El arte se ha convertido en artweet, "un artefacto concebido por el pensamiento neoliberal destinado a públicos estupidizados". Así, con un torrente de vehemencia, me cuenta el siempre apasionante Ferran García Sevilla -69 años, cabeza rapada y cuerpo de culturista- sus últimas evoluciones estéticas. Unas evoluciones que recuerdan el eterno retorno nietzscheano.
"En 2012 Bartomeu Marí me propuso hacer una exposición en el MACBA sobre mi primera etapa conceptual (1970-1977). Me gasté 60.000 euros produciendo las piezas y me dejó tirado". Fue en este periodo que comenzó a reunir numerosos fragmentos de sus lecturas filosóficas, científicas, literarias -Heráclito, Nietzsche, Voltaire, Heisenberg...- y comenzó a photoshopear estos textos con su inmenso banco de imágenes. El resultado lo podemos ver en la muestra 'Tríptico de la guerra. Páginas simples et alia', en la galería RocioSantaCruz.
Aviso, el monotema, el máximo interés de García Sevilla es el poder. Y todo gira a su alrededor. Hay un tríptico gigante sobre la guerra, con esculturas clásicas griegas rodeadas de imágenes y textos, y una pila de impresiones digitales sobre papel Hanne Müller, piezas únicas de 42 x 59,4 cm que se venden a un precio casi regalado: 200 euros.
Hace pensar en que habrían hecho Jan Tschichold o John Heartfield si en lugar de la República de Weimar hubieran vivido en la Cataluña del 1-O, pero García Sevilla me hace bajar de la nube: "Adopto el lenguaje del auca, de la columna romana, del cómic ". En todo caso, estas bofetadas estéticas no respetan a nadie, ni al Estado Islámico.
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