Me resisto a ver esta exposición como el que sus organizadores dicen que es, un moderno gabinete de curiosidades. Del mismo modo, odio más el Cirque du Soleil que el casposo, deprimente y aterrador mundo del circo tradicional. No. Los gabinetes de curiosidades huelen a humedad y polvo, siempre en el umbral de la putrefacción. Y la exposición de Artur Ramon Art es exquisita pesar de tres o cuatro animales disecados, de entre los cuales el famoso gorila que albergaba el Museo Pedagógico y taller de taxidermia de la plaza Real.
Una exposición de este tipo, por otra parte, sólo es comprensible en un establecimiento con el pedigrí de Artur Ramon. El MACBA no se atreverán nunca. En una galería de arte contemporáneo no tendría sentido. Y en un anticuario menos cualificado pecaría de artificiosa. Tan sólo echo de menos unos cuantos cadáveres de mosca -de plástico, claro- distribuidos de forma aleatoria tras las vitrinas.