Reseña

Duane Michals

3 de 5 estrellas
  • Arte
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

Una imagen no vale más que mil palabras. Tampoco contiene la eternidad en un solo instante. Acorralar la fotografía entre cuatro tópicos limita las posibilidades. Esto es, más o menos, lo que debió pensar Duane Michals (McKeesport, Pensilvania, 1932) justo antes de abandonar el diseño gráfico y pasarse a la fotografía.
Este hecho transformacional tuvo lugar en el transcurso de un viaje a la antigua U.R.S.S., en 1958, con una cámara prestada. Su trinidad creativa está compuesta por Giorgio de Chirico, René Magritte y Balthus. También siguió los pasos de Eugène Atget, captando el alma de Nueva York un domingo por la mañana: una ciudad metafísica, vacía, silenciosa.
Pero su gran contribución a la fotografía son las secuencias. Historias, como 'El abuelo se va al cielo', que recuerdan las tiras cómicas de los diarios por su continuidad gráfica y un evocativo espíritu narrador surcado de negra ironía.
Michals es un autor de complicidades, de intimidades. Metafísico y descarnado, a veces añade escritos contextuales de su propia mano, con una caligrafía preciosista que nos recuerda su origen profesional como diseñador gráfico. Tampoco se está de emplear la sobreexposición en proyectos como 'La casa que una vez llamé hogar' para reflexionar sobre el paso del tiempo y sus orígenes.
Este surrealismo cómplice, sin embargo, se estrella en el formato: se disfruta mejor de la propuesta en el catálogo que en las paredes de la Casa Garriga y Nogués.

Detalles

Dirección
Precio
3 €
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