El artista barcelonés Daniel Steegmann Mangrané llena de manera literal una sala entera de la Fundación Antoni Tàpies con luz, vacío y el vuelo de una mariposa. El proyecto tiene un título impronunciable (-'--- -'-) y juega con los límites del lenguaje para reflexionar sobre las relaciones dinámicas y la disyuntiva entre naturaleza y hombre que durante mucho tiempo ha permitido maltratar el medio ambiente sin pensar en los efectos que tendría sobre el individuo.
El suyo es un experimento sorprendente y poético: hacer nacer cuatro crisálidas y dejarlas vivir en el museo, que funcionará como un gran bosque y se adaptará térmicamente a las necesidades de un ser vivo pequeño que llama la atención cuando bate las alas, teñidas de un azul luminoso. Se inspira en la composición musical del minimalista La Monte Young, que liberaba una mariposa y alargaba la composición hasta que ésta salía de la sala. Pero Steegmann Mangrané insiste que no es un chamán, sólo un hombre que hace volar mariposas. Puede que el visitante de la Tàpies no se las espere y las encuentre, alimentándose de fruta, volando hacia la luciérnaga o ante un cuadro; o que las busque sin éxito -¿y si huyen por la puerta?. Se trata de recordar que que "no se vea no quiere decir que no esté".