Bermejo. El genio rebelde del siglo XV

Hay artistas que trascienden épocas y modas, con una obra capaz de cautivarnos 600 años después. Este es, sin duda, el caso de Bartolomé de Cárdenas, conocido como el Bermejo por su aspecto físico.

Existen pocos datos sobre su biografía. Dicen que nació en Córdoba, alrededor del 1445, y que, muy probablemente, murió en Barcelona el 1501. Entre las numerosas incógnitas que le rodean, se sabe que desarrolló su carrera profesional de manera itinerante, por los diferentes territorios de la Corona de Aragón, y que, a pesar de su personalidad difícil, fue el pintor más cotizado y admirado de la época.

Como judío converso, sufrió la intolerancia y la persecución religiosa del momento, y llegó a ser excomulgado por incumplimiento de contrato. Su primera obra documentada es la espectacular 'San Miguel triunfando sobre el demonio con el donante Antoni Joan' (1468), realizada en Valencia y donde revela su principal referente: la pintura flamenca.

Destaca especialmente el dominio que demuestra de la entonces innovadora pintura al óleo, a partir de la cual despliega una rica y luminosa gama cromática. Además, consigue reproducir texturas, materiales, brillos y transparencias con un realismo alucinante: piedras preciosas, metales y sedas que parece que se puedan palpar.

Entre la veintena de obras que se han conservado y que se presentan en esta muestra antológica, sobresale la 'Piedad Desplà' (1490), un encargo del archidiácono barcelonés Lluís Desplà para su capilla privada, en la catedral, que se expone ahora fuera del templo.

Merece la pena dedicar un buen rato a contemplar esta tabla, su obra capital, en la que no escatima detalles -con un cuidado paisaje repleto de animales y plantas de todo tipo- y donde condensa un vasto universo visual que el entronitzarà como uno de los grandes maestros del Quattrocento.

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