'Prostituta', de Shomei Tomatsu
© Shomei Tomatsu
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5 imágenes para entender a Shomei Tomatsu

La Fundación Mapfre expone 180 fotos del artista que retrató el Japón después de la Segona Guerra Mundial

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Shomei Tomatsu,  el fotógrafo autodidacta japonés que con su cámara retrató los efectos de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación norteamericana en el país nipón, es protagonista de la exposición que le dedica la Fundación Mapfre, comisariada por Juan Vicente Aliaga. A través de 180 fotos, se descubre como Tomatsu se acercó a los hechos históricos y a sus protagonistas, con aire de reportero pero con un criterio artístico y personal. También nos presenta una figura clave para el devenir de la fotografía contemporánea nipona como fundador de la agencia VIVO y coordinador de la muestra '100 años de fotografía. Historia de la expresión fotógrafo japonesa' en 1968.

Testimonios de revuelta

La imagen de un estudiante engullido en la sombra llamó la atención de Juan Vicente Aliaga en 1985, en la muestra 'Black Sun' que programaba el Museo de Arte Moderno de Oxford. "Era una imagen rebeldia en una cultura que creía conservadora", explica el comisario de las imágenes de Tomatsu. "La rebeldía se confirmó en los años 60 y 70", añade. A los rastros de la Segunda Guerra Mundial y la bomba nuclear, que el fotógrafo nipón ya había captado, se añadió la guerra de Vietnam ... los estudiantes salieron a la calle y Tomatsu retrató la revuelta.

La bomba atómica

Tomatsu, que era fotógrafo autodidacta, tuvo un primer momento surrealista, pero viró hacia el realismo intentando alejarse de los postulados clásicos del fotoperiodismo. La forma en que se acercó a la cotidianidad de Japón -en especial a los efectos que causó la bomba nuclear en Nagasaki- más el uso de claroscuros y los encuadres singulares, definen el estilo de Tomatsu.

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Erotismo y contracultura

En el Japón los 60 se empezó a hacer evidente el descontento social; la cultura sirvió para criticar las actitudes más conformistas, a través de manifestaciones como la danza 'buto'; y la sexualidad se convirtió en una vía de escape. Tomatsu, en Tokio, retrató la vida de los burdeles, los clubes de striptease y las casas de citas, material con el que construyó el fotolibro 'Oh! Shinjuku '(1969).

A todo color

Tomatsu asociaba el blanco y negro con la ocupación norteamericana y el color significaba la vida que descubrió en Okinawa. Allí también eclosionó su interés por representar ritos, tradiciones e indumentarias que parecían amenazados con la introducción de las nuevas formas de vida occidental. Y es en color que Tomatsu retrata grupos de mujeres y hombres vestidos a la manera tradicional.

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Amor a la naturaleza

A partir de los años 80, Tomatsu comienza a retratar cerezos en un ejercicio casi balsámico. El árbol del que se había apropiado la ideología militarista lucía más que nunca en tiempos de floración -en primavera- y gracias a las postales recopiladas eneal fotolibro 'Cerezos en flor'. La exploración de la naturaleza por parte de Tomatsu, que tanto había fotografiado la ciudad, no terminó ahí; también retrató la diversidad biológica y el mar en diferentes momentos del día.

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