Dr. Francesc Farreras i Framis, cementiri de Montjuïc
Eros AlbarranDr. Francesc Farreras i Framis, cementiri de Montjuïc
Eros Albarran

10 maravillas de los cementerios de Barcelona

Las esculturas y panteones de los cementerios del Poblenou y Montjuïc esconden auténticas joyas. ¡Hacedles una visita!

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Los cementerios de Barcelona son una de las joyas ocultas de la ciudad. Sus recintos esconden auténticas maravillas –muchas de ellas de centenares de años de antigüedad– en forma de esculturas, panteones o sepulturas que vale la pena visitar. Tanto el cementerio de Montjuic como el de Poblenou organizan visitan guiadas gratuitas a sus espacios. Si preferís visitarlos por libre, el horario de apertura de estos cementerios es de 8 a 18 h de lunes a domingo.

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1. Dr. Francesc Farreras i Framis

Proyectada por el arquitecto Emili Cortés en 1888, la sepultura del doctor Francesc Farreras Framis está presidida por una escultura de gran realismo, obra del artista Rossend Nobas. La escultura es un esqueleto de mármol envuelto en un sudario del mismo material, que lo cubre en toda su envergadura, dejando solo al descubierto el cráneo y las manos. Nobas, hombre representativo del momento y uno de los pilares de la escultura  catalana, quiso dar un doble mensaje: por un lado, hacer referencia a la muerte en sí misma y, por otro, hacer referencia explícita a la profesión del difunto.

Cementerio de Montjuic

2. Ángel de Fabiani

Construido sobre 1880 por el maestro de obras  Pere Bassegoda Mateu, ocupa una superficie considerable en el cementerio. En la amplia fachada destaca el grupo escultórico que está en la parte central y un poco desplazado hacia el interior, obra del escultor genovés Fabiani, que representa un ángel que se lleva a una figura femenina: el alma del difunto. Esta escultura de Fabiani se reproduce en diferentes cementerios italianos, como por ejemplo en la tumba de Pargaglioni de Génova, del 1884.

Cementerio del Poblenou

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3. El beso de la muerte

El grupo de mármol 'El beso de la muerte' representa la crueldad de la muerte bajo la forma de un esqueleto alado, que transfiere el alma de un joven al más allá con el signo del beso. Proyectado por el marmolista Jaume Barba en 1930, esta sorprendente obra es una de las más conocidas del cementerio. El conjunto está glosado con unos versos de Cinto Verdaguer: "Mes son cor jovenívol no pot més, en ses venes la sanch s’atura i glaça, i l’esma perduda amb fe s’abraça, sentint-se caure de la mort al bes".

Cementerio del Poblenou

4. Panteón Batlló i Batlló

Finalizado en 1889, el panteón Arc-Cova de la familia Batlló i Batlló –una de las familias de industriales de la hilatura y el textil más importantes y modernas de su tiempo– es un monumento en piedra de Montjuïc situado en el rellano de la escalera. Intervinieron grandes escultores y marmolistas del momento: el escultor Manuel Fuxà realizó los dos grandes ángeles de la fachada; Enric Clarasó esculpió unas cariátides en el interior; mientras que los marmolistas Padró y Sento también participaron junto con trabajos de forja de Pere M. Sancristòfol. Las alusiones al arte egipcio son evidentes. Con los dos ángeles perfectamente adornados, portadores de una cruz alada en el tocado, se forma un conjunto muy unitario, que no es nada común.

Cementerio de Montjuic

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5. Cruz celta

Decorada con relieves de líneas entrelazadas y elementos vegetales, esta cruz monumental de influencia celta fue edificada sobre un terreno que había sido una fosa común. Proyectada en 1887 por el arquitecto del cementerio de Montjuïc Leandre Albareda Petit, se realizó en piedra calcárea de Girona y construida  por José Palmada Ricart en 1888.

Cementerio de Montjuic

6. Nicolau Juncosa

La sepultura de Nicolau Juncosa está presidida por una curiosa escultura, de factura realista, ejecutada por Antoni Pujol entre 1913 y 1914. La estatua presenta al difunto como si estuviera vivo, vestido con la indumentaria habitual de su tiempo, tendencia que se inició a mediados del siglo XIX cuando los artistas dejaron de mostrar la muerte como un tema grandilocuente y la introdujeron en la realidad cotidiana de forma objetiva, lejos de significados trascendentales. La excepcionalidad de este trabajo en mármol radica principalmente en la representación del esqueleto de la muerte, que arranca de cuajo la vida del difunto. Esta representación de la muerte era poco habitual en la época: lo más frecuente era mostrar la figura de un ángel que se lleva el alma del difunto hacia el cielo.

Cementerio de Montjuic

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7. El Santet de Poblenou

Los más devotos consideran que Francesc Canals, persona altamente caritativa durante su vida, sigue ayudando a quienes lo necesitan una vez muerto, intercediendo ahora ante Dios. Desde la muerte de Canals, los devotos le han construido un altar improvisado donde le llevan, en agradecimiento a los favores que reciben, las ofrendas que los hombres y mujeres de antes les hacían a los dioses: lámparas, exvotos, cirios, imágenes…

Cementerio de Poblenou

8. Panteón de August Urrutia

Este panteón de estilo neoclásico fue proyectado por el arquitecto Antoni Vila Palmés en 1908 y contó con los trabajos escultóricos del marmolista Martínez Fortuny. El monumento, de planta poligonal hecha con piedra de Montjuïc y mármol blanco, consta de un amplio zócalo que soporta una doble fila de columnas, de fuste listo en la parte inferior y estriado en la superior, donde se accede a través de dos escalinatas laterales. En la parte central está la figura de un ángel de aspecto clásico, excesivamente efectista, que se apoya sobre un sarcófago, profusamente decorado, de las mismas características estilísticas.

Cementerio de Montjuic

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9. Sepultura de la familia Nadal

La figura yaciente de este monumento representa a Josefa García Cubera, viuda de Antoni Nadal, y nos recuerda al monumento a la princesa Czartoryski de Varsovia (1837-1844), obra de Lorenzo Bartolini. A pesar de estar muy erosionado por el paso del tiempo, este trabajo de gran realismo en mármol nos muestra un gran tratamiento de los pliegues de la ropa.

Cementerio de Poblenou

10. Panteón Vial i Solsona

En esta sepultura proyectada por el arquitecto Josep Balet a principios del siglo pasado, destaca una escultura de mármol blanco y matiz realista de Enric Clarasó. Consiste en una estatua que representa a un hombre joven, casi desnudo, que se cubre únicamente la parte inferior del abdomen y lleva un pico entre las manos, en actitud de cavar su fosa. Con esta escultura, Clarasó obtuvo la primera medalla en la Exposición Internacional de París del año 1900. En la parte inferior de la escultura hay un bloque de piedra con la inscripción “Memento Homo... recuerda, hombre, que vienes de la tierra y a la tierra volverás”.

Cementerio de Montjuic

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