Hort Urbà

10 ideas para vivir Madrid de una forma más ecológica

Podemos (y queremos) una ciudad más respetuosa con el medio ambiente. ¡Apunta estas sugerencias!

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¿Se puede vivir en una gran ciudad y apostar por coches silenciosos, plantar tus propios tomates, coser tu propia ropa y ser un experto reciclador sin tener el aspecto del raro de la clase? ¿Es posible consumir menos cuando todo son estímulos para que sea precisamente al revés? ¿Hay otra compra más allá de las bandejas de fruta y verdura de los supermercados? La respuesta a todas estas preguntas es sí, se puede. Podemos (y queremos) un Madrid más 'verde' y sostenible. Y, si no sabes por dónde empezar en esto de la sostenibilidad, te damos diez (fáciles y 'molonas') ideas que te valdrán de hoja de ruta en tu camino a una vida más sana y más respetuosa con el entorno. Desde averiguar qué es eso de los coches eléctricos hasta apuntarte al consumo agroecológico.

1. ¡Pedalea!

La bici ‘is in the air’y no puedes escapar a ella: Madrid quiere ser y es cada día más ciclista. Puedes desde optar por subirte a la bici pública (y eléctrica) con BiciMad, o hacerte con tu propio vehículo de dos ruedas. Para ello, la capital cuenta ya con unas cuantas tiendas, muy bonitas y modernuquis, donde hacerte no sólo con un ciclo majo, sino también con toda la equipación, que va desde el casco hasta la camiseta o, cómo no, accesorios ciclistas para todos los gustos.

Hay variedad de locales como Gripp o Daily Bicycle Co., donde no sólo te venden ciclos, sino que también los reparan. Otros como el ya emblemático Mobeo, donde también organizan cursos (de mecánica básica, de ciclismo urbano, o para aprender a montar, sin más) o rutas ciclistas. Y si ya tienes bicicleta y lo que buscas es compañía para una escapada (de naturaleza o histórica, o cultural o lo que se tercie), el lugar perfecto es Rutas Pangea, que, muy cerquita de Madrid Río, ya se ha convertido en un referente, donde también puedes consultar por sus bicicletas de segunda mano. Para quienes quieren bicicletas y algo más, el lugar es Slowroom: en plena Plaza de las Salesas, acompañan el amor por la bicicleta con exposiciones y buen café.

2. Comida ecológica

Hace años que llenamos la cesta de la compra cada vez con más productos ecológicos. Entre los que más nos preocupan están la fruta y la verdura (pues sí: los queremos sin pesticidas y no tan verdes que no lleguen a madurar nunca, por favor), y proliferan los grupos de consumo y las cestas ecológicas que incluso te llevan a casa si lo deseas. Buena prueba de ello son Ecosecha, una cooperativa de fruta y verdura ecológica de temporada, con huertas en Rivas Vaciamadrid y Chinchón; o Milhistorias, que además de la distribución de productos ecológicos tiene detrás un interesante proyecto de inserción con personas en riesgo de exclusión social. Y ya si te quieres poner eco-veggie-cool, El Huerto de Lucas, en Chueca, es una magnífica demostración de que se puede ser orgánico y verde sin parecer un amish: aquí encontrarás desde harinas (a granel o ya listas como magníficos panes naturales de dos o tres kilos) hasta charcutería, carnicería, zumos frescos, germinados, cosmética, y por supuesto frutería. Todo muy estético y muy apetecible. Para quienes tengan niños, el lugar perfecto es La Cocinita de Chamberí, un espacio donde descubrirás que las galletas y las golosinas ecológicas existen y sí, están buenas (hay vida más allá de los chinos). También tienen productos de despensa, puericultura, libros, y unos talleres divertidísimos para grandes y pequeños.

Aunque si prefieres una experiencia colectiva, por ejemplo por los beneficios económicos o sociales (te organizas con tus vecinos, o conoces a los productores de lo que comes), lo tuyo son los grupos de consumo: un grupo que se organiza para consumir productos locales, ecológicos y de temporada, directamente a los productores. Los reciben, por ejemplo, en un local. Y el que sean productos de la región también es un punto interesante, puesto que entre manzanas ecológicas de Alemania o de una huerta vecina, contamina menos (por sufrir menor transporte) la vecina. Y ayudamos a la agricultura y la producción local, que falta les hace. Lo mejor es que busques un grupo cercano a tu casa o tu trabajo (hay más de un centenar de grupos en la Comunidad de Madrid), en algún directorio como Ecoagricultor o Consumaresponsabilidad.

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3. Participa en un huerto urbano

Sí, eres urbano. Lo sabemos. Pero aunque no tengas pueblo ni provengas de familia de hortelanos (o sí), no es excusa para que la huerta no empiece a formar parte de tu vida mañana mismo si deseas una vida y un Madrid más 'green'. Cambia el supermercado por tu propia producción; deja el sofá y descubre el apasionante mundo de los abonos y las semillas; conecta con la tierra y con tus vecinos, y ya no habrá marcha atrás.

Si sientes curiosidad por ver cómo funciona esto del huerto urbano, puedes acercarte a la iniciativa Ésta es una plaza (un solar cedido temporalmente por el Ayuntamiento de Madrid para plaza pública), en Lavapiés, en la calle doctor Fourquet 24, todos los miércoles, viernes y domingos por las tardes. Muy cerca de ahí, también tiene huerto comunitario La Tabacalera, al que puedes echar una mano todos los domingos a las 12 de la mañana si quieres aprender y colaborar.

Otro solar público cedido temporalmente por el Ayuntamiento a los vecinos y convertido en territorio hipster por excelencia es el Campo de la Cebada, que, a falta de buen suelo para montar una huerta, ha recurrido a mesas de cultivo de madera, un ejemplo perfecto para tu terraza (o la que sueñas tener). Por su parte, el parque de El Retiro tiene su propio huerto ciudadano, pensado para que unas 50 personas cada año trabajen y aprendan en él (puedes apuntarte del 1 al 30 de noviembre); y organiza a su vez talleres de huerto familiares los domingos por la mañana.

La Red de Huertos Urbanos de Madrid cifra en alrededor de una treintena el número de huertos urbanos en la ciudad, y puede que uno de los más grandes (con cerca de 1.000 metros cuadrados) sea el de la Complutense, Cantarranas, abierto por cierto a todo el que quiera colaborar, sea o no miembro de la universidad: pásate por ahí cualquier viernes, detrás de Ciencias de la Información, en los Viveros de la UCM, y descubre el universo del cultivo de alimentos sanos y respetuosos con el ambiente. No te hará falta nada más en la vida.

4. Prueba un coche eléctrico

No es sólo que no quieras contaminar tu ciudad, es que si quieres estar a la última debes pasarte a los vehículos eléctricos: contaminan menos (no solo en cuanto al temido CO2, sino también en cuanto a ruido: son más silenciosos), gastan también menos (el desembolso más importante es el precio inicial, más alto, pero que se compensa con ese consumo inferior al que tendrías con diésel o gasolina) y son, sin ninguna duda, los automóviles del futuro. Para que te hagas una idea, se calcula que, en el año 2050, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades. ¿Imaginas cómo podrían ser de ruidosas, atascadas y sucias esas urbes si no hacemos nada por remediarlo? Si quieres ver con tus propios ojos (y que no te lo cuenten) qué es esto de los coches eléctricos, pásate a probar los modelos 100% eléctricos de Volkswagen, el e-Golf, e-up! y el nuevo Golf GTE híbrido enchufable.

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5. Aprende a coser y recicla tu ropa

La crisis nos ha dejado como herencia un auge del DIY ('do it your self' para despistados) y del nada se tira, todo puede tener una nueva vida. El consumo desaforado parece (al menos eso, parece) haber pasado a la historia, lo cual es una buena noticia también para el medio ambiente. Todo lo que sea reutilizar se traduce en menos contaminación. Proliferan tiendas de arreglos de costura hasta debajo de las piedras, pero ¿por qué no hacer estos arreglos tú mism@? Y no es necesario ir a un curso lleno de yayas (que tampoco pasaría nada, seguro que aprendías bastantes trucos), puedes hacerlos en lugares tan 'in' como Peseta, en la siempre fascinante calle Noviciado. La tienda-taller ofrece programas básicos que van desde aprender a usar la máquina de coser, hasta más avanzados para animarte a ser modista. Los precios son razonables (aunque te picará la tentación y siempre querrás llevarte algo de la tienda).

En el Barrio de las Letras, Teté CaféCostura imparte cursos desde costura para principantes hasta para hacer un Tweed Chanel. Y también hay un taller de reciclaje de prendas. Ah, un dato importante: todos los cursos incluyen un té o café.  Relativamente cerca de ahí, en ese paraíso para los adictos a la aguja y el dedal que es la calle Atocha (en el número 33), Miss Costuras vende divertidas telas que harán volar tu imaginación e imparte cursos de costura creativa a precios asequibles (también te invitan a té o café).

6. Compra en mercadillos agroecológicos

Son la última moda en el universo bio (y todo apunta a que han llegado para quedarse). Mercados donde comprar directamente a los productores, de tal manera que ellos ganan (puesto que se saltan a los intermediarios) y nosotros también (le ponemos cara a quienes producen lo que comemos, nos sentimos bien porque pagamos un precio justo, y además compramos bueno, orgánico, y muy fresco). El Mercado de Productores se instala el último fin de semana de cada mes en un espacio tan apto para ello como el Matadero de Madrid: su patio central se llena de puestos de fruta, verdura, quesos, carnes, productos cosméticos, talleres de cocina para niños... Es un planazo y una excelente oportunidad para comprar bueno y a buen precio (de hecho, ya se ha corrido la voz y los productores agotan existencias).

Si no quieres salir del centro, todos los sábados por la mañana puedes hacerte con tomates y lechugas de verdad en el Mercado Agroecológico de Malasaña, en la calle Antonio Grilo 8 (entre la Plaza de los Mostenses y San Bernardo). Y si prefieres una opción menos 'off', puedes acudir también al Parque de El Retiro, el próximo 8 de noviembre, en horario de mañana, en su huerto, a su propio Mercadillo Agroecológico, donde varios productores agroecológicos se acercarán a vender sus productos. También muy céntrico, el primer fin de semana de cada mes, puedes pasarte por el Mercado de la Buena Vida a comprar queso, fruta y verdura, o tomarte una cerveza artesana, en Hub Madrid, a la que pasas de vuelta de una exposición en el 'Triángulo del Arte'.

Y, por supuesto, una de las citas anuales ineludibles es Biocultura, la feria de productos ecológicos y consumo responsable más importante del país, que tendrá lugar del 13 al 16 de noviembre en Ifema. Por último, en la Casa de Campo, el primer sábado de cada mes, por la mañana y en el Pabellón Agrario, se instala el mercado Agrario, con venta directa de productores exclusivamente de la Comunidad de Madrid. No todo tiene la etiqueta de 'ecológico', aunque hay varios puestos que sí lo son. Y los precios resultan muy convenientes.

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7. Compra (o vende) de segunda mano

Si lo del DIY no te va, si no te sientes muy manitas y no quieres renunciar a irte de tiendas, una opción muy en boga, anticrisis, anticonsumismo de usar y tirar y muy 'verde' en cuanto a aprovechamiento de recursos es comprar de segunda mano. En Madrid tienes cada vez más opciones donde buscar y rebuscar hasta dar con esa ganga o ese complemento 'vintage' perfecto para tu último estilismo: desde mercados y mercadillos, hasta tiendas que abren todos los días.

Entre los mercados más 'cool', el de Motores tiene en su parte lateral-trasera una fila de puestos (cada vez más numerosos, por cierto), donde se instalan particulares a vender ropa y muebles de segunda mano. Vale bastante la pena pasarse por ahí y tomarse el tiempo de rebuscar. Y para quienes adoran la noche y la música en directo, Rave Market es una cita ineludible: un domingo al mes, en alguna sala de Madrid (el 5 de octubre toca en la Sala Shoko, en calle Toledo 86), tienes la oportunidad de comprar y vender de segunda mano al ritmo de buena música y haciendo las pausas correspondientes para una cervecita. Todo de muy buen rollo y, eso sí, de día.

Cerca de ahí, El Rastro madrileño tiene en su parte baja, la que llega a la Ronda de Toledo y la de las callecitas aledañas a la Rivera de Curtidores puestos de lo más variopintos donde pillar desde accesorios (collares, bolsos de la abuela) hasta ropa o muebles de segunda mano. Todo barato, barato. Sin salir del centro, en Malasaña, el tercer fin de semana de cada mes, se celebra Adelita Market, un divertido y siempre animado mercado de particulares (dejan claro que no se admiten profesionales) al que cualquiera puede acercarse a vender lo que ya no usa (aunque es necesario reservar antes el puesto). Si eres más de ir de tiendas, echa un vistazo a nuestra guía de tiendas vintage y de segunda mano.

8. Practica el trueque

Y si lo del dinero no te va, el trueque es una opción fantástica de reutilización de cosas que otros ya no usan y tú quieres (o viceversa). En Madrid había un par de tiendas estupendas de trueque (Adelita y Ábrete Sésamo) que, lamentablemente, han cerrado, aunque puedes pasarte por el Patio Maravillas o la Tabacalera y su tienda gratis, donde periódicamente se organizan espacios de trueque. También el primer domingo de cada mes la Plaza del Dos de Mayo solía acoger por las mañanas el Trueque en Malasaña (hay que estar atento a cuando se reactive esta temporada). La localidad madrileña que cuenta con una buena red de trueque es Parla, que organiza un mercadillo de trueque al mes en la plaza de la antigua biblioteca (calle Pinto esquina San Antón). El primero del otoño tuvo lugar el pasado 27 de septiembre.

Por otra parte, en la red proliferan páginas de trueque donde particulares intercambian objetos: en Etruekko puedes intercambiar no sólo cosas, sino también tu tiempo y tus conocimientos por algo. Si tienes niños, ya sabes todo lo que se acumula en casa y lo que vas dejando casi sin estrenar porque no les ha dado tiempo a ponérselo. En Creciclando puedes cambiar tus cosas u obtener otras, con un sistema de trueque modernizado, a modo de tienda online, aunque lo que ofreces te sirve para acumular puntos y, a cambio, tu 'compra-truecada' te puede salir gratis. Además, te lo llevan y lo buscan todo en casa.

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9. ¡Recicla!

Reciclar es uno de los puntos clave de una ciudad más sostenible. Por supuesto, todo empieza por separar bien las basuras y depositarlas en los contenedores correspondientes. Pero tu acción recicladora no tiene por qué acabar ahí. Si tienes espacio en casa, puedes juntar papel, ordenadores, cartuchos de impresoras, radiografías, móviles y aceite de cocina, entre otros materiales domésticos, y venderlos (aunque no creas que te harás rico) a intermediarios que los recogen para reciclarlos. Busca en los portales clásicos de compra y venta (Segunda Mano, Milanuncios, o Mundoanuncio) y te quedarás asombrado de la cantidad de personas cuyo oficio es el de traperos del siglo XXI.

Si buscas juguetes reciclados para niños, en El Lobo Feliz, en Chueca, hay casitas y otras construcciones de cartón reciclado, igual que en La Cocinita de Chamberí. Tiendas de ropa que producen con materiales ecológicos son Ecozap, que se anuncian como 'zapatos veganos'; Ecoalf, que diseña ropa muy pero que muy estilosa a partir de materiales de desecho (tienen tienda online y física en la calle Hortaleza), o Ecomanía, que vende productos infantiles, para el hogar o cosmética, entre otros, elaborados con materiales reciclados o de bajo impacto ambiental.

Y, por supuesto, si quieres hacerlo tú mismo, basta con que pongas en Google el término “reciclaje creativo” para que te salgas miles de blogs e ideas posibles para decorar tu casa con cajas de fruta que ibas a tirar, botellas de plástico, botes de champú...

10. Restaura tus muebles

Si en lugar de las telas a ti lo que te gustan son las maderas, y en lugar de los hilos lo que te va son las herramientas, la restauración de muebles puede ser tu opción DIY. Una opción que gana cada día más adeptos: basta dar una vuelta por restaurantes y bares del centro para ver que un 'must' en decoración son las butacas de la abuela retapizadas, sillas decapadas y mesas restauradas. ¿Por qué no aprender? La primera opción que puedes considerar es la de mirar la programación de tu centro cultural más cercano. El Ayuntamiento suele incluir restauración en su oferta de actividades, a buen precio, y resultan una opción estupenda para iniciarse. Una alternativa menos económica pero más profesional es la de escuelas de restauración.

En la Escuela Restaura, en la calle San Andrés, puedes aprender a restaurar desde muñecas hasta cerámicas y obras de arte. Y en el taller de restauración y acabados El Oficio, cerca de Tirso de Molina, imparten cursos para iniciarse o perfeccionarse con un máximo de cinco personas. En el Barrio de Salamanca, una buena opción es la Escuela de Arte y Antigüedades, con cursos anuales, monográficos y online sobre restauración de cerámica, papel, muebles... También en el Taller Estuco puedes aprender, además de restauración de muebles y marcos, a hacer tus propios marcos y paspartú. Y, por último, por supuesto, internet está lleno de maravillosos tutoriales y blogs donde inspirarte y adentrarte en el increíble mundo de dar nueva vida a tus objetos.

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